Ayaka muestra una fachada al mundo para esconder su dolor. Changbin expresa sus sentimientos mediante canciones. Y cuando se conocen, todo aquello que no encajaba en sus vidas, empieza a hacerlo.
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Después de la trágica muerte de sus padres, Ayak...
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—¿Estás hablando en serio? —Ayaka miró a su primo con una ceja alzada.
Se le había ido la cabeza, no había otra explicación lógica. ¿Cómo le proponía algo así? Era una locura, aunque no debería sorprenderla, Wooyoung era así, totalmente impredecible.
—¿Por qué crees que no? —se rio a carcajada limpia—. Siempre hablo en serio, primita, y más contigo, que si no lo hago, te burlas de mí.
—No me burlo de ti...
—¿Quién es la que ahora no habla en serio? —rebatió aún riéndose—. Va, ¿qué opinas? Sé honesta.
—¿Te das cuenta de lo que me estás proponiendo? —Tragó saliva sin dejar de mirarlo. Le brillaban los ojos, se notaba lo emocionado que estaba. Verlo de ese modo le trajo recuerdos de la infancia, cuando jugaban juntos y él le contaba algo con mucha ilusión. Era gratificante que después de años, no lo hubiera perdido—. ¿Y si te digo que no?
—No vas a decirme que no, te conozco a la perfección. —Le guiñó un ojo mientras se incorporaba en el sofá para poderla mirar mejor—. De hecho, llevo tiempo pensándolo, antes siquiera de los que me hice. Quería proponértelo cuando vinieras de visita, pero como ahora estamos en el mismo país...
Después de meses, su primo por fin había sacado tiempo para visitarla en su casa, juzgando en primera persona el apartamento que había elegido. Casi siempre se quejaba de que no había podido verlo, que era el único que aún no había dado su opinión.
Por lo que en un día libre que tenía, habían aprovechado para visitar a su familia, estar con sus padres y hermano, y luego comer juntos a solas, dejando a Ayame con sus tíos y Kyungmin.
—Estás dando por hecho que no voy a decir que no —repitió con algo de duda en la voz—. ¿Y si lo hago?
—No vas a hacerlo —se regodeó—. Es algo que sé que te gusta. Somos iguales, ¿recuerdas? Y a mí me encantan.
