Merda

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Diciembre 20 del 2021




Escucho un claxon afuera y se que es Marco que viene por mi, Cecilia le pidió que por favor me diera un aventón hasta que pudiese conseguir como trasladarme desde mi casa hasta la fábrica, que aunque no era muy lejos, si me iba a quitar tiempo.

— Esto es obra de Ceci, ¿verdad? — Señalé el gran ramo de peonias y el globo de '¡You can do it!' que me brinca apenas abro la puerta del copiloto. Veo a Marco con una media sonrisa y entiendo que es así, con Ceci no sabes qué esperar.

—Y de Tommy, escogió el globo y te dejó un dibujo para que pegues en tu escritorio. - Habló mientras arrancamos.

Logramos llegar a tiempo a la fábrica, me mostró sus atajos para poder llegar directo hasta la oficina, y una vez llegamos a la mía me ayudó con el detalle, me deseó buen día y me dejó sola admirando mi nueva oficina.

— Linda, ¿no? — Agradecí al cielo no tener nada hirviendo en las manos, pues me habría quemado con el brinco que di.

— ¡Dios mío! Me diste un susto de muerte Carlos.

— Ostias, perdón, de haber sabido que eras tan nerviosa tocaba la puerta — Por fin me calmé y pude ver lo que tenía en sus manos, una caja con el packaging de la empresa, con camisas, una taza y un mini helmet.— Sólo quedaban los de Charles, pero tú podrías ayudarme a diseñar el de la siguiente temporada.

— Mmm, si no me matas antes con un susto, pues puede que sí.— Lo vi rodar los ojos mientras sonreía.

— Vamos, te compenso con un café.

Durante el camino entre mi oficina y el área del comedor pude hablar más con Carlos, aceptando un té en vez de café, a menos que fuera un Iced Latte, ahí lo aceptaría con muchísimo gusto.

— Entonces, qué te trajo hasta Maranello, porque hablas italiano casi nativo, pero siento el acento americano.

— Mis papás se conocieron en Turín, de donde es mi mamá, nací ahí y estuvimos hasta que cumplí cuatro años, luego decidieron irse a Chicago y perseguir un poco el sueño americano — Le explico mientras tomo un poco de mi té verde, que luego de ver a Carlos, es la segunda mejor cosa que ha sucedido hoy.

— Wow, así que viniste a Italia para continuar lo que dejaron tus papás.

— Algo así — Dubite, no era momento de hablarle de las verdaderas razones, no tenía suficiente confianza todavía — Ya había vivido en Turin anteriormente, pero terminé regresando a Estados Unidos.

— No entiendo cómo has podido hacer tanto y verte tan joven.

— Si claro, no se me notan mis 35.

Y es entonces cuando veo como el croissant se cae de su boca, y yo vuelvo a soltar una carcajada después de tanto.

— ¡Mentirosa! Dios, casi muero ahogado con un croissant, ¿te imaginas los titulares?

— Eres un exagerado, me des cobré el susto de mi oficina, tengo 23, aunque no debería decírtelo.

— Eres una bebé, y ya llevas un departamento en la escudería. Increíble Vittoria, incredible ragazza.

Grazie mille ragazzo — Era impresionante lo que me hacía reír, si al principio le había echado un ojo, pues ahora ni lo pensaba, Carlos era material para novio, pero no para un polvo y ya, que era lo que yo estaba buscando en éste momento — Carlitos es hora de continuar con mi trabajo, gracias por alegrarme el día en verdad.

— No, ni lo pienses, me gusta ser tu primer amigo en la escudería.

Me despedí de Carlos mientras llevaba mi té. Y recordé a mi mamá, diciendo que era mala idea caminar con algo caliente en las manos.

Merda!- Y ya entendía por qué.

Scusa, scusa— Dios, no podía tener tan mala suerte, de verdad no podía. Primer día de trabajo y ya cagandola, perfecto Vittoria.

Sei stupida? Mi hai macchiato la camicia!

— Perdonami? — Estaba estupefacta, sabía que había sido un accidente, pero ya me estaba disculpando, ¿Qué más podía hacer?

Se, ti perdono, sono in ritardo e questo succede. — Exasperante, y ni siquiera sabía quién era, por lo que me pareció mejor retirarme mientras revoleaba los ojos.

Che stronzo...— susurré por lo bajo al salir de ahí, dejando al imbécil limpiando su camisa de miles de euros, no pensaba ayudarle.



...



No podía comer ni siquiera, tenía un nudo en la garganta por el encuentro temprano. Había podido continuar con mi trabajo pero no lo podía sacar de mi mente, me sentía indignada por como me había tratado. Mientras continuaba enfurruñada en mis pensamientos pude escuchar como tocaban la puerta, para luego ver a Mattia entrando.

— ¿Interrumpo?

— No no, pasa adelante.

— Vale, el viernes conociste a Carlos, pero te faltaba Charles — No puede ser. Dios de verdad no me puede odiar TANTO. — Ven Charles, ésta es Vittoria, la nueva jefa del departamento de Comunicación gráfica y Marketing.

Ahora si puedo decirlo con total seguridad, Merda!

𝗠𝗲𝗿𝗮𝘃𝗶𝗴𝗹𝗶𝗼𝘀𝗮    |    𝗖𝗵𝗮𝗿𝗹𝗲𝘀 𝗟𝗲𝗰𝗹𝗲𝗿𝗰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora