Non posso farlo

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22 de febrero del 2022




— ¡Se los juro que no me quería dejar pasar! — Bea y yo nos carcajeamos con el relato de Paulina sobre cómo la seguridad pensaba que tenía un pase falso.

No puedo respirar de lo mucho que me estoy riendo, me duele el estómago y las lágrimas caen por mis mejillas, Bea está igual, tiene los cachetes rojos y los ojos cristalinos.

—  Si, ríanse, ustedes porque parecen un pimiento allá donde van, pero a la gente que trata de pasar como perfil bajo sí las acusan de estafadoras.—  Hace un puchero pero termina acompañándonos con las carcajadas.

Afortunadamente había ido a buscar un snack al comedor y justo pasaba por la entrada, por lo que pude ver a la española gritando histéricamente alegando que llamaran a alguien de la Escudería. Dos segundos más y la vetaban del paddock.

— ¡Es que estabas histérica! ¿Cómo no me voy a reír?

—  Cosas que me pasan sólo a mí, supongo..

Nos encontramos en nuestra oficina improvisada mientras los chicos tienen la reunión con el equipo, el área de comunicación no tiene que participar en ello, por lo que hemos aprovechado de almorzar y continuar con nuestros pendientes. 

— ¿Qué tal Estados Unidos? Carlos me comentó que viviste allá hasta hace unos meses.

—  ¿En serio? Yo también viví allá hasta hace unos meses, noviembre para ser más exactos.

Paulina nos confirma emocionada mientras nos comenta su experiencia. — Fue genial, estuve casi 4 años allá, me gustó mucho pero nunca lo sentí del todo mí hogar, no paraba en mí casa además, estaba trabajando todo el tiempo o viajando en su defecto.

—  ¿En qué parte estabas?

— Boston, ¿y tú?

— Chicago, llegué pequeña y eché raíces de cierta manera. Mí familia es italiana pero decidieron probar suerte con el sueño americano.

— Oh, pasaste muchos años allá, no fue difícil venir y dejar todo?

— No, bueno... — Carraspeo un poco antes de contestar. — La verdad es que en el momento no lo pensé, sólo quería alejarme de ahí.

La española entiende pues rápidamente nos cuenta de su experiencia allá, de lo difícil que fue adaptarse y el por qué regresó.

Es impresionante lo bien que nos llevamos desde el primer momento, desearía que Ceci estuviera aquí para que pudiésemos compartir aún más, se merecía esto, sin embargo Marco había tenido que viajar solo por ésta vez.

— ¡Pero si son mis tres mujeres favoritas en todo el paddock! — Carlos nos abraza y da dos besos a cada una, finaliza en la mejilla Paulina, a quién abraza un poco más, no hay mayores demuestras entre ellos, pero la tensión sexual es palpable.

— Bea, vamos a buscar a Charles.

— Uy si, aprovecho y me compro una bebida que me estoy durmiendo.

Caminamos por toda el área, hablando sobre los cambios que deberíamos hacer y comentando de las demás estrategias de marcas, cada una iba enfocada a algo en específico y me parecía increíble. Cuando compramos un té verde para mí y una limonada para ella pudimos continuar buscando al monegasco, de hecho nos lo encontramos de frente hablando junto a otro piloto que nos daba la espalda.

𝗠𝗲𝗿𝗮𝘃𝗶𝗴𝗹𝗶𝗼𝘀𝗮    |    𝗖𝗵𝗮𝗿𝗹𝗲𝘀 𝗟𝗲𝗰𝗹𝗲𝗿𝗰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora