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Louis tomó la mano de Luka, Harry la mano de Kale y juntos salieron del ascensor del hospital con sus 20 (si, veinte) guardaespaldas detrás de ellos, y caminaron en dirección al consultorio de Yamila.

Los 4 saludaron al dulce secretario de la alfa y ingresaron al consultorio de la oncóloga. La alfa al verlos levantó la vista de sus papeles y les sonrió antes de dejar todo en su escritorio y acercarse a ellos para abrazar a los adultos y llenar de besos y abrazos a sus pacientes favoritos. — Niños hermosos, Os extrañe muchísimo.

— Nosotros también, Yami. — Kale se apartó del abrazo de la alfa y fue hasta uno de sus guardaespaldas para pedirle amablemente que le diera el regalo que sus padres habían comprado para la alfa. Cuando tuvo la pequeña caja en sus manos, se acercó a la alfa y se lo entregó sonriendo. — Es para ti, Luka y yo la elegimos. — La alfa sonrió mirando a ambos niños y abrió la pequeña caja, sonrió con los ojos llorosos al observar el colgante con una pequeña piedra como dije que Yamila conocía a la perfección.

— Gracias, chicos. Es hermoso...— Abrazó nuevamente a los pequeños y después fue hasta los adultos que la recibieron con los brazos abiertos. —  ¿dónde la encontraron?

— Andrea ( Andrew) nos ayudó. Comentó que la perdiste en la costa y por cosas del destino la encontramos en el paseo.

— En serio, gracias. — Los adultos negaron.

— No, gracias a ti, nos haz ayudado muchísimo y si no fuera por ti no conoceríamos a ese dulce angelito. — Dijo Louis, observando a Luka riendo junto a Kale ante las caras graciosas que hacía su guardaespaldas beta para hacerlos reír. El omega sonrió observando una vez a sus hijos y luego regresó su mirada a la alfa. — Gracias, en serio gracias.

— No hay de qué. Es un niño increíble, los dos son niños increíbles, se merecen el mundo. — Sonrió la alfa. Segundos después abrió los ojos en grande. — Emm, chicos. Luka ya sabe lo sabe?

— Si, se lo dijimos y quiere verla, ¿puede hacerlo? — Cuestionó Harry, abrazando a su omega con atrás.

— Si, pero la chica no está en las mejores condiciones, está ojerosa y muy pálida. No es recomendable que vea de su abdomen para bajo. — Ambos asintieron.

— Nosotros nos encargáremos, ¿podemos verla ahora o más tarde? — Cuestionó Louis, seguro de que no dejarían que viera más abajo, por dios, debían cuidar la poca salud mental de le quedaba a su pequeño guerrero.

— Pediré que la preparen y en unos minutos podrá verla, antes de eso quiero contaros algo.

— Claro, habla.

— La madre de Enya está aquí y me pidió ver a Luka...— Ambos hicieron una mueca. — Obviamente le dije que yo no lo permitiría a menos que vosotros lo queráis. Y por lo que veo en sus caras, no lo permitirán.

— Ya es mucho para un niño tan pequeño, Luka ya está cerrando ese ciclo en su vida y si ve a esa mujer y habla con ella podría desmoronar todo lo que ha estado trabajando, no lo permitiremos y ojalá la mujer lo comprenda.

— Lo comprenderá. Parece ser una buena mujer.

— Si vendió a su hija de 13 años a un pederasta no creo que sea una buena mujer. — Masculló Harry.

— ¿Cómo sabes eso?

— Tengo mis fuentes. — El alfa se encogió de hombros.

— Ok. — Fue todo lo que dijo la alfa antes de coger su teléfono y hacer la llamada. Solo hicieron falta unos cuantos besos para que la alfa colgara la llamada y los observara divertida. — Idiotas enamorados, en este consultorio no se permiten cursilerías pero venga, sois guay asi que os lo permito, pero solo por esta vez.

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