Capitulo Único

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Los Sugar babys son solo accesorios bonitos para agradar a ricos mayores ¿cierto?

Al menos eso le habían dicho a Aziraphale desde que algunos de su círculo cercano y no tan cercano habían descubierto su relación con el famoso Anthony J. Crowley, conocido como el "abogado del diablo".

Se habían conocido cuando Aziraphale había ido hacer su pasantía en un bufete de abogados y muchos le dieron en broma la bendición al enterarse que iba a ser asistente del famoso abogado del diablo, apodado así por solo tomar casos en donde el acusado parecía ser el culpable, pero de alguna manera lograba probar la inocencia de todos ellos. 

Pese a que él se mostró reacio a sus coqueteos debido a que le preocupaba tanto la universidad como su puesto en el bufete, al final fue inútil negar que sentía algo por aquel atractivo abogado pelirrojo de mirada misteriosa. Parecía no importarle escatimar en cenas, flores, chocolates e incluso libros, cuando se trataba de él.

A Aziraphale le daba miedo que pensaran que había escalado por haberse metido en las cobijas del jefe, a pesar de que Crowley le insistía que todo lo que tenía profesionalmente hablando se lo había ganado con su esfuerzo, quizá no todos percibieran esa imagen.

-Sabes que es cuestión de que vea otra bonita virgen, quizá mas joven, para que ya no te preste atención.- Le dijo su compañero de clase, Gabriel.

-Crowley no es así.- Protestó Aziraphale.

-¿Cómo lo sabes?-

-Bueno... pues... él...-

-Tener sexo no cuenta como "prueba de amor" en este caso. Incluso hay sugar daddys cuya fantasía es como si tuvieran una relación de pareja con su baby.- Le dijo seriamente.

Mierda, no tenía con que comprobar que Crowley no lo estaba usando como un entretenimiento, cumplía todos los requisitos de un acuerdo de sugar baby: le compraba cosas caras, lo llevaba a restaurantes, lo dejaba quedarse a pasar la noche en su casa y ciertamente las sesiones de sexo en la oficinal, lo cual consideraba algo atrevido para sus estándares.

-Se que Gabriel puede ser muy duro, pero tiene un punto.- Le dijo su otra amiga, Anathema, una estudiante de la carrera de biología.- Se que es tu vida y no podemos meternos en ella, pero nos preocupa que te estés enamorando y él solo te considera la novedad del mes.-

-Tu y Gabriel tienen una maldita habilidad con la franqueza.- Dijo algo dolido.

-Perdón, es que si nos preocupa como pueda terminar esto. Quiero decir, si no hay sentimientos pues no hay problema si al menos hay consentimiento, pero... Gabriel y yo hemos notado que tu si te estas enamorando.- Le dijo un poco más delicado.

Era verdad, habían estado saliendo por dos años y casi pude recordar que fue a partir de los diez meses de empezar el acuerdo que Aziraphale sintió las famosas "mariposas en el estomago". Sus amigos no conocían personalmente a Crowley (salvo Gabriel que lo llegó a ver en las oficinas del bufet), pero si a Aziraphale, siendo muy obvio para ellos los sentimientos que tenía por el abogado del diablo.

Le repetían aquello tantas veces, que comenzaba a dudar de lo que tenía con Crowley, hasta que un día, todo cambió.

A la mañana siguiente despertó con un intenso dolor muscular, como si estuvieran hechos de piedra y resintieran cada movimiento, los ojos estaban llorosos, su garganta seca y como si tuviera millones de alfileres en ella, la cara como si estuviera rellena de algodón, solo podía respirar con una fosa nasal y aunque sentía la cara caliente, extrañamente sentía mucho frio.

La Cura del Amor [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora