Capítulo 2

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___Eleonor Potter___

Despedirme de mi hermano no fue tan difícil, mi padrino tenía razón, él es muy bueno, por un momento, ese sentimiento de soledad que me acompañó toda mi vida se había esfumado. Ya no estaba sola, ¡tenía un hermano!

Después de bajar por unas escaleras, llegamos hasta un enorme salón, este era bastante frío pero extrañamente acogedor.  Todos los estudiantes corrieron hacia sus maletas y comenzaron a abrirlas. Muchos de ellos sacaban y presumían sus cosas, veo que tienen cosas muy lindas y llamativas. Al dar unos pasos finalmente descubrí mi pequeña maleta, aunque pudiera juntar tres más, estás no se comparan con la más pequeña que había en la sala.

El prefecto pidió la atención de todos para dar indicaciones. Dijo en donde estarían los dormitorios de las niñas así que tomé mi maleta y me dispuse a caminar, pero antes de avanzar más mi padrino entró al salón.

- Olvidaste esto - dijo mientras me daba una jaula en la que venía un gatito siamés junto con un libro.

- Gracias pa...

- ¡No me llames así! - respondió algo molesto - te veré mañana. - dijo para después alejarse.

Algunos alumnos me voltearon a ver lo cual me puso algo nerviosa. Me concentré en admirar a mi gatito y Nuevamente tome mis cosas pero... oh no! Cómo voy a cargar todo.

Mi maleta era pequeña pero aún así estaba pesada. Mi gran ingenio me dijo que avanzará entre espacios llevando mis cosas una por una.

Comencé con mi gatito, después mi maleta y por último mi mochila. Así estuve por algunos minutos hasta que un niño de cabello rubio platinado y hermosos ojos grises se acercó a mi.

- Eres tonta? Así jamás llegarás - respondió.

- Es que! Pesan - dije en voz baja mientras llevaba mi mirada al suelo.

El niño dio un gran suspiro y después tomo mi maleta y la cargo. Una sonrisa se formó en mi cara así que tomé la jaula y mi mochila y rápidamente lo seguí.

Llegamos hasta una pequeña habitación estilo medieval en donde había dos camas individuales, con las cabeceras recargadas en la pared de cada extremo del cuarto.

- ¿Cuál es la mía? - le pregunté

- Eres la primera en llegar, tu elige ... - rápidamente una sonrisa se dibuja en mi rostro.

- En el orfanato compartía el cuarto con 50 niñas, ¡ahora solo será una!... Crees que seremos amigas? - digo con emoción.

Descubro que justo en frente de la cama hay una enorme ventana con un asiento bajo de madera. Rápidamente me acerque...

- ¿Qué es eso? - pregunto al ver la maravillosa vista que está frente a mi.

- Es el lago negro - dice para después poner mi maleta en una de las camas.

La forma en la que las pequeñas olas forjadas por el viento golpean la ventana me hipnotiza por completo. Me doy la vuelta y veo cómo El niño que me ayudó se dispone a retirarse a lo cual lo detengo.

- Esperá! - digo casi gritando.

Corro hasta donde está mi mochila y la abro para sacar una nuez que aún estaba en su cáscara. Posteriormente levanto mi brazo ofreciéndola.

- Gracias! - él solo me ve con curiosidad.

- No necesito eso - dice molesto.

- Los regalos no tienen que ser necesitados. Lo que importa es el significado... estas son mis gracias. - tome su mano para poner la nuez en ella.

Cuna de Serpientes (Draco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora