Nuevo intento de rescate.

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—Recuerden esta vez quedaran al cuidado de Tsuki. Ya estoy casi listo. —Las Armas Humanizadas que vivian y servían en el Palacio De La Luna salieron en sus formas humanas a escucharlo con atención.

—Aun me falta alguien ¿Alguno de ustedes quiere acompañarme? —La sala quedó en completo silencio.

Hasta que una jovencita levantó la mano entusiasmada. —¡Yo deseo acompañarlo y servirlo Amo Wei! —Ella era un abanico, no cualquier abanico uno que se utilizaba como arma con filosas cuchillas.

—Bien, ¡Serás tú, eres muy valiente! Algún día lograras servirle a un Dios si sigues así. —le dio palmaditas en la cabeza sonriente. —

Todas estas armas, podían cobrar vida sin la sangre de un Dios, esto es gracias a Wei Ying quien utilizaba una pequeña parte de su longevidad en ellas. El nunca se arrepentiría, el estaba orgulloso.

—Gracias... Yo también lo espero. —le brillaron los ojos llenos de esperanza.

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Chenqing habló pero había algo extraño en el. —Yo también deseo acompañarlo Dios Wei.

—No lo harás, ya lo hablamos.

—Solo estaré por si hay una emergencia. Lo prometo. —estiró su dedo meñique hacia Wei Ying.

—No, ni lo sueñes. —rodó los ojos.

Alguien interrumpió y no era mas ni menos que la jovencita de antes. —Amo Wei... Chenqing solo quiere protegerlo.

—Aja... El esta celoso ya se le pasará. —dijo burlón.

—¡No lo estoy! Realmente... deseo ir con ustedes. —suplicó poniéndose de rodillas.

—Esta bien, esta bien, irás pero con la condición que propusiste.

—Entiendo... ¡Daré lo mejor de mi, para rescatar a Suibian! —se aventó hacia el envolviendo a Wei Ying en un gran abrazo.

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En la entrada del Palacio.

Con mucho cuidado Wei Wuxian. —advirtió Tsuki quien se preocupaba por el lugar a donde se dirigía. —Señorita, Chenqing, les encargo a mi Dios si no lo traen sano y salvo. Los ficharé en mi lista negra por siempre. —Les habló telepáticamente.

—¿Esa es la voz de Tsuki?
—¡Nunca la escuche pero es muy bonita! —Ninguno prestó atención a la amenaza.


Carraspeó —Ajam... No hay necesidad de ser tan agresiva con ellos, estaré bien.

—Mas te vale.

—¡Ya pueden cerrar las puertas! —dirigió Wei Ying quien avisó que ya era hora de partir. Ya que como su Dios se iba del Palacio no habría nadie que los cuidara tan bien como el, por tal razon la seguridad aumentó en el Palacio por esa noche.

—Vamos. —ambas armas se destransformaron para agilizar el viaje en el que ahora Wei Ying tenía la ventaja dado el tiempo.

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Se escabulló por el reino del Sol e imitó la técnica que uso en ese entonces Wen Qing al salvarlo, no debía alertar a ningún guardia o todo esto será en vano.

Ingresó al Palacio, esquivo a los guardias, pasó por un gran Jardín lleno de conejos de todos los colores cada uno con una cinta con sus ¿Nombres? y una bandeja llena de comida para ellos ¡Hasta tenían su propio lago! También salas cubiertas de oro y ofrendas. —Se ve que no eres un Dios muy humilde Lan WangJi...

Los Dioses del Sol y La Luna | WangXianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora