"Aún puedo recordar la sensación de un balde de agua fría cayendo sobre mí al recibir aquélla noticia y, con ella, lo que creía un cuento de hadas, se convirtió en mi peor pesadilla" -Victoria Alejandra Uriarte - Palma Gutiérrez.
Dos amantes que han...
*Hola, aquí les traigo un nuevo capítulo, vamos a dar inicio a la trama de esta historia, espero que les guste el giro que va a dar*
DISFRUTEN SU LECTURA...
*Singapur*
Victoria disfrutó de la subasta, la comida y la bebida durante un par de horas más hasta que todo comenzaba a relajarse y los invitados a retirarse.
–Entonces, ¿qué piensas hacer? –Cuestionó Merton.
–Creo que tomaré tu propuesta –sonriéndole–, tenemos mucho de qué platicar y la verdad no me siento cómoda con el hombre este respirándome en la nuca.
–Bueno, entonces ¿qué te parece si uno de mis hombres te lleva al cuarto del hotel para que recojas tus cosas y después te lleva a la casa mientras yo me encargo de preparar tu recámara? –Coqueto.
–Me parece perfecto, Merton –siguiendo el coqueteo ante la mirada atónita de Yerik–. Iré al cuarto del hotel por mis cosas y nos vemos más tarde en tu mansión.
Merton se desapareció con algunos de sus hombres y dejó a uno de ellos acompañando a Victoria discretamente. Yerik, al ver que el otro se fue, se acercó de inmediato.
–¿Será que nos podemos marchar a la habitación?, hay algo que quisiera comentarle.
–Lo lamento, Yerik, pero sólo iré a recoger mis cosas para mudarme a la mansión Blair –señalando a uno de los guardaespaldas de Blair–, el señor me está esperando. Merton me ha invitado amablemente a conocer Singapur con él como guía de turista –sonriéndole con arrogancia y cinismo.
Yerik sintió la sangre hervirle con la noticia, pero decidió jugar distinto sus cartas. –Está bien, Victoria, no se preocupe, yo le aviso a Paula de su decisión y espero que disfrute su estancia en Singapur –amable.
Victoria se sintió extraña con el radical cambio de actitud, pero decidió ignorarlo y marcharse. Subió a su habitación y acomodó sus cosas de vuelta en la maleta para bajar. Una vez en el lobby, el guardaespaldas le ayudó con la maleta y la guio hasta el automóvil que los transportaría.
*Automóvil en calles de Singapur*
La muchacha había llegado a su destino después de haberse perdido por casi dos horas y haber peleado con el transportista. Bajó del segundo auto y se encontró frente a una residencia demasiado lujosa.
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El sitio estaba lleno de demasiados guardaespaldas y con un alto nivel de seguridad. ¿En dónde se estaba metiendo?
Tragó en seco y se dirigió a la entrada. –Buenas noches...
–No se compra nada, señorita, retírese –le espetó el guardia con brusquedad.
–Verá, no estoy vendiendo nada... –Respiró profundo– estoy buscando a un hombre de apellido Blair.
