I. Colección destruida

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¡Hola, hola! Primero que nada quiero desearles una muy feliz navidad (un poco adelantada). Este es el regalo que les hago de mi parte. Esta segunda parte de la historia viene a complementar lagunas que existieron en la primera parte (El Sabor Del Pecado) -si no la han leído den vuelta atrás, aún están a tiempo-. 

Quiero agradecerles el apoyo a las historias y que continúen leyendo. Sé que soy una persona que a veces tarda mucho en subir pero el trabajo y la universidad me absorben. Sin embargo, siempre encontrarán que terminaré las historias.

Esta segunda etapa la pensé mucho tiempo y de verdad espero que les deje un buen sabor de boca como lo hizo la primera. Estoy emocionada de compartirla con ustedes y les cuento tres cosas:

1) Es un poco más romántica y tiene más escenas familiares.

2) Cuenta con nuevos y viejos personajes.

3) Será un poco más cruda, con más acción y giros totalmente inesperados.

De igual forma, tal como en la primera parte, hay frases marcadas en negritas y eso es importante, les puede ir dando pistas.

¡Aquí les entrego el primer capítulo de esta nueva aventura!  

Espero que la disfruten tanto como yo al escribirla y más de lo que lo hicieron con la primera parte. Así que, dicho esto:

DISFRUTEN SU LECTURA...  

*Tres años después*

*Atenas, Grecia*

Varios niños hermosos corrían a la orilla de la playa jugando con sus hermanos mayores, disfrutando la puesta de sol mientras sus orgullosos padres los observaban sentados platicando acompañados del resto de la familia

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Varios niños hermosos corrían a la orilla de la playa jugando con sus hermanos mayores, disfrutando la puesta de sol mientras sus orgullosos padres los observaban sentados platicando acompañados del resto de la familia.

–¡Cómo ha pasado el tiempo! –Suspiró Franco mientras abrazaba a su esposa, Kendra–. Estamos celebrando su cuarto aniversario de casados –dirigiéndose a Dionisio y Victoria– y el segundo de nosotros –le dio un beso a su esposa–. ¡Con la mejor dicha de esperar a nuestro primer hijo!

–¡Así es!, ya son cuatro años –suspiró–, cuatro maravillosos años llenos de felicidad y unión familiar –aceptó Dionisio.

–¡Jamás me imaginé que todos seríamos tan felices! –Comentó Alonso abrazando a su prometida, Linda Sortini.

–Así es, mi amor, nadie pensó que llegaríamos a ser una familia llena de amor, unión y grandes anécdotas. ¡Mucho menos imaginamos que tú y yo seríamos una familia con una hermosa hija! –Reconoció Linda. Su pequeña se llamaba Teresa y tenía 1 año.

El Diamante Negro || El Sabor del Pecado IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora