Capítulo 10: Esencia arcana verde.

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Caminando hacia la aldea por la puerta norte, están los jóvenes que habían salido en búsqueda de su amiga Lizäri, estos van en completo silencio admirando las estrellas y otros, en el caso de la chica humana sumergida en sus pensamientos, siendo interrumpida por la voz de su amiga elfa.

—Lizäri, me quedaré contigo hoy... —dice Jena mientras entran por las puertas norte del Claro Este.

—No amiga, estoy bien... no te preocupes y vayan a descansar, mañana debemos ir a la academia —responde Lizäri, para retroceder a donde estaba Denathal.

—Deberías asistir con nosotros a la academia. —le dice la joven humana al vampiro de ojos rojizos.

—No sé, no creo que me permitan unirme, ya de por si los aldeanos nos miran mal...

—Convendría que fueran, no prestes atención a eso —interrumpe Jena.

Denathal se ve extrañado por la voz de la elfa dirigida hacia él.

—Vamos, pueden ir con nosotros —añade el joven guerrero.

Denathal piensa por un momento, mientras camina con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón de tela Vino tinto, que combina con su camisa blanca, ahora desgarrada, su capa en negro con detalles dorados y unas botas hasta las rodillas a juego con la capa tipo camisón de botones.

—Me uniré si solo el Rey Bryan lo permite y si Won también quiere —responde observando a su amigo.

En el trayecto del camino dentro de la aldea, Denathal se pierde por un segundo en sus pensamientos y su cara parece estar incomodo por no agradar. Él es distinto a los demás de su raza, pues es el único que es amistoso, pero debido a su origen, las demás razas siempre le temen o lo miran de mala manera.

—No te preocupes, y discúlpame si he sido... —dice Jena, siendo interrumpida por el enano Renfaz.

—¿Enojona, amargada y aburrida? —irrita burlonamente Renfaz, quien de inmediato fue acribillado por la mirada de odio de la elfa cazadora.

Lizäri se ríe al igual que Denathal y el joven huargen.

—Me despido, iré al castillo —dice el joven vampiro a las chicas.

—Yo te acompaño —dice Renfaz nervioso, por lo que decide ir con Denathal y su amigo lobo.

—Huye cobarde, esas me las pagarás —pronuncia con fastidio la joven elfa.

—¿Qué? Yo no dije nada. —replica el joven enano, mientras Denathal mira que Lizäri tiene un semblante decaído.

—Por favor hermosa, no pienses nada más. Solo fue un accidente, ¿sí? —pide el joven vampiro, pues sabe que la joven humana aún tiene esa incomodidad presente. Luego da la vuelta para encaminarse al barrio central. Mientras levanta la mano derecha agitándola en forma de despedida.

—Vamos Lizäri, te acompañare a tu cabaña —dice Jena.

Lizäri se mantiene en silencio, pensando en lo ocurrido y en el joven vampiro, siente una extraña conexión con él, pero no sabe el porqué, si apenas se conocen. Jena al verla tan pensativa, trata de romper con el silencio.

—No me parece tan malo, la verdad, pero, no hay que confiarse —dice Jena, refiriéndose al vampiro.

Lizäri reacciona al escuchar a su amiga hablar de Denathal.

—Lo sé, él no es malo, ya lo pudiste escuchar y observar, démosle un voto de confianza.

—Liza, confía en mí, cualquier cosa que sientas, me dices.

LizäriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora