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3 de septiembre del 2021 

Elisa me transmitía la tranquilidad que en ocasiones me faltaba y estar abrazándola poniendo mi cabeza sobre su pecho me hacia sentir más seguro de lo que ya me sentía. Podía escuchar sus latidos y sentir como inhalaba y exhalaba lentamente, en sus brazos me volvía a sentir como el niño que huía de sus problemas y se escondía entre su madre, pero ahora era diferente porque ya no era mi mamá, era otra chica en la que me podía sentir seguro

Elías y yo éramos compañeros de clase cuando éramos pequeños, creí que éramos amigos, pero él formó su propio grupo de amigos y empezó a molestarme por siempre estar solo y no tener amigos; en varias ocasiones llegaron a ir a mi casa con la intención de molestarme, pero mi mamá siempre me protegió y me defendió por lo que siempre me consideraron hijo de mami y eso me hizo más antisocial

Elisa supongo que su infancia fue muy diferente, tiene una mamá que la adora y un papá el cual he notado que también la adora; por eso es la chica dulce y alegre que es

—Cuéntame sobre ti —dice Elisa mientras siento como empieza a acariciar mi cabello

—¿Qué quieres saber sobre mí?

—Todo

Sonrío —A los siete años me regalaron mi primera patineta y diez minutos después me rompí mi pierna

Suelta una risa —¿Por qué te la dejaron?

—Aprendí de mis errores, pero como a los 14 años mis tíos me regalaron una cámara y desde ahí descubrí mi amor por la fotografía

—Quiero que me enseñes a usar la patineta

—No creo que sea buena idea, no quiero que te lastimes —pienso al instante todas las veces que me caí por estar aprendiendo a utilizar la patineta y unos trucos que veía de otras personas y quería aprender por mi cuenta

Varias veces estuve en un hospital, pero solo una vez fue por fractura de mi pie; de hecho, no debería de estar en un equipo de basquetbol porque tenía el riesgo de que me volviera a fracturar mi pierna

—Te firmo un documento donde diga que no eres responsable de lo que me pase

Suelto una risa —Diles a tus papás y si aceptan, con gusto te enseño

—Estoy segura de que van a aceptar si eres tú el que me enseña

Me separo un poco de ella para poder mirarla a los ojos y sonreírle, me era imposible no sonreír cuando la veía porque me gustaba absolutamente todo de ella, sus ojos brillantes, su sonrisa, sus pequeñas pecas que no eran notorias a simple vista, pero viéndola a detalle se podían apreciar mejor

¿Cómo no sonreír? Si su sabor era los frutos rojos, su lugar favorito era la playa, le gustaba la música de Taylor Swift, adoraba los vestidos coloridos, su estación favorita del año era el verano, le gustaba las flores tanto que tenia muchas en su casa las cuales cuidaba mucho, quiere tener un huerto cuando tenga su propia casa, prefería lo dulce antes que lo salado, siempre veía lo positivo de las cosas, hablaba italiano, su cumpleaños era un diez de Julio y por eso le gustaba su estación favorita era el verano

—Tengo una duda de ti —medio sonríe

—¿Cuál es tu duda?

Sonríe —¿Por qué te pusieron de nombre Arán?

Nunca había tenido curiosidad por mi nombre por lo que no podría decirle la razón de porque habían elegido mi nombre

—Mi mamá nunca me ha dicho y no había pensado en eso

En las tardes de un veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora