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10 de julio del 2021

Esta vez los rayos del sol no pudieron despertarme ya que me desperté antes y aparte moví mi cama de lugar. 

Ya había desayunando y ahora estaba ya cerca de la heladería donde trabajaba, este día pensaba en poner música a mi gusto ya que los demás días no he puesto música ya que no me había dado tiempo, entre estudiar y atender a los clientes para hacer su helado en forma de rosa que la principio me costo pero ahora ya puedo hacerlo más rápido. 

Llegue al local que estaba pintado de azul cielo, tenia el nombre de la heladería pintado con negro y había nubes blancas pintadas por todos lados. Abrí el local con la llaves y recorrí la puerta de metal hacia arriba para después abrir la puerta de vidrio  y entrar. 

La luz del sol era suficiente para que alumbrara todo el local así que no era necesario prender la luz. Fui a el pequeño cuarto donde se guardaban las cosas de limpieza y puse mi mochila sobre un mueble pequeño. 

Fui a checar las heladeras para ver que sabor de helado faltaba y los anotaba para que después que viniera mi jefe le digiera. 

Fui a una mesa donde estaba una computadora, la prendí y la conecte a las bocinas para después poner música. Aproveche la computadora para ver que tarea tenia que entregar y gire los ojos cuando vi que tenia que entregar una foto de una persona. 

Tal vez saque una foto de internet y convenza a mi profesor que es mía o tal vez le pida una favor a Zack, a él le gustan las fotos y no creo que sea un problema para él. 

Los clientes empezaron a llegar y yo empecé a atender, a veces era difícil estar aquí solo y a veces quisiera un compañero pero ese pensamiento solo dura unos segundos ya que recuerdo que tendré que soportar a alguien más aquí y no quiero eso.

Todo mi día fue así excepto en la tarde que faltaba ya diez minutos para que pusiera irme a mi casa, cambiarme e ir a mi escuela.

Justo cuando ya había terminado de despachar a la gente e iba ir por mis cosas para ya irme, escucho el timbre de la puerta que suena cada que alguien entra. 

Bufo y me giro para ver quien viene. 

Eran tres chicas que venían riéndose, una de ellas la reconocí porque Jacob me enseño la foto de una chica a la cual quería conocer pero a las otras dos no las he visto nunca.

La chica que conocía llevaba un vestido rojo que le llegaba a la rodilla y que combinaba con sus zapatos negros, la otra chica que iba en medio y tenia el pelo café claro llevaba un pantalón blanco con un top negro mientras que la ultima chica de cabello más café llevaba un short negro que llevaba a la mitad de su muslo, una playera verde oscuro pero que tenia una rana de dibujo en medio de sus pechos. 

Las tres caminaron hacia mí y empezaron a ver los sabores de helado. 

—Yo quiero uno de fresa con chocolate —dice la chica que si conozco solo por Jacob 

—Yo uno de mango con chamoy 

—Mmm... Yo de frutos rojos 

—Elisa, siempre eliges ese sabor

—Nunca lo cambiaria por nada. 

Así que la chica de la playera verde se llamaba Elisa. 

Empecé a servir los helados y se los di a cada una pero con la tal Elisa ambos conectamos miradas y pude ver que sus ojos eran negros. 

—Gracias —dice tomando el helado. 

Me quedo embobado en la chica de los ojos negros y no reacciono hasta que me doy cuenta de que están caminando a la puerta, me aclaro la garganta antes de hablar. 

En las tardes de un veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora