rechazado. 💟 armario

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semi au
tw: mención de trío, sueño, coqueteo,  comentarios misóginos hacia Betty.





Mario no podía creer sus oídos cuando Armando le contó que Betty lo había rechazado, le narró con gran desconcierto que ella le había aceptado a la cara que no lo deseaba, que no quería tener nada que ver con él porque su cuerpo ya no le provocaba ninguna reacción.

—¿Cómo, que el mostrete le dijo qué?

—Me aseguro que no me deseaba, no entiendo que hice mal.

—Vaya, hombre algo debió hacer muy muy mal. Mire que decirle una bomba así sin razón es impensable, si ella estaba toda embelesada con usted y su belleza.

Estaban, ambos, ambos estaban embelesados con Armando. Mario odiaría decirlo.

La conversación tomó un aire incómodo en cuanto el castaño le mencionó su belleza, así que para amenizar o al menos mover la incomodidad a otra cosa le bromeó acerca de que ese tal Nicolás probablemente era mejor en la cama, o era más dotado que su presidente. No es que él genuinamente pensará que eso era posible, de hecho había muchas razones por las que no lo era. Primera; Betty es horrenda, no tendría oportunidad de tener sexo con otro hombre y menos sería capaz de reconocer lo bueno de lo malo, segunda; el enclenque de Nicolás es el tipo más virgo que Mario haya conocido, y mira que él conoce a un mar de personas, igual Nicolás solo podría sobresalir como economista, jamás como conquistador o bueno en el sexo, tercero; a Mario le constaba que Armando era un buen amante.

No es que él lo haya sentido de primera mano, con él no lo había perpetuado jamás, que pecado tan siquiera pensarlo. Él lo sabía porque al compartir la industria del modelaje completa solo entre ellos les habría de tocar tener que compartir intimidad uno cerca del otro, pues no había vergüenza entre ellos, podrían estar teniendo sexo cada quien en una cama y llamarse de vez en cuando para pasarse un preservativo o decirse cualquier cosa que alguien piense durante el acto piense correcto decir. Se conocían desde adentro y hacia afuera, y Armando tenía con qué defenderse.

Hubo ésta ocasión en que compartieron afecto en una orgía sensacional organizada por un pequeño grupo de amigas, eran hermosas y ellos estaban entonados como para negarse, una cosa llevo a la otra. Por primera vez, compartieron un encuentro al menos de forma indirecta, follándose a las mismas personas simultáneamente, mirándose a los ojos mientras cambiaban de posiciones, compartiendo respiraciones durante las penetraciones dobles. Era demasiado para no comprender exactamente el juego del otro.

Demasiada información. Sin duda no le hablaría con nadie de aquello, pero en su subconsciente permanece el conocimiento de ello y hace aparición cada que Armando le menciona que saldrá con alguien nuevo. La mente realiza muchas jugarretas así que luego de pasarse la tarde entera tratando de procesar lo que ocurrió se encontró llendo a dormir pensando en eso. Y soñando con ello.

Él jamás diría que no. Sería incapaz de negarse incluso en el cuerpo escuálido y femenino en el que su sueño lo dibujaba. Sería una pesadilla horrible compartir piel con Beatriz, pero era un sueño hermoso si había un Don Armando ahí para tocarlos a ambos, con sus sensatos dedos y su suave ronroneo contra el cuello. Sus manos cruzando por su garganta para acercarlo a su caliente beso, afuera del bar al que Armando le contó que llevo al mostrete, contra el taxi que se la llevaría en la vida real pero que se marchaba luego de segundos cuando Mario no se resistía a estar lejos suyo.

Tomarían el auto del ejecutivo rumbo al apartamento de Mario, para compartir un violento encontronazo de pasión boca a boca, pelvis a pelvis, la distancia es nula, sus sentidos están sofocados por la presión de su cuerpo, no piensa con claridad, cuando el presidente le quita las gafas logra visualizar su cuerpo en un espejo detrás, ya no es Beatriz la receptora de su hambre, es el mismo Mario Calderón escabullendo sus manos traviesas al pantalón de Armando en busca de apagar su ansia de amarlo de una buena vez. Es torpe en sus movimientos, la cabeza le duele mientras trata de concentrarse, el sol de la mañana en su realidad le toca la cara sin que sea capaz de sacarlo de su sueño, está por tenerlo adentro cuando el despertador comienza a sonar y Don Armando se le desaparece de encima en un segundo. El castaño quiere llorar de frustración, una erección dolida le entorpece el camino al baño. Se había calentado en un sueño con su amigo, su jefe, casi casi su hermano.

todas mueren por mi  !  yo soy betty la fea, one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora