the very first night 💟 armetty

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“desearía que pudiéramos volver el tiempo atras, entonces yo te diría, que te extraño como la primera noche"


crónica de la primera noche de Armando y Betty.










Armando descubre a Beatriz con ternura, como jamás ha desvelado a otra mujer antes en su vida. Antes ha notado en ella el gran aprecio que le tiene, ha creído antes que se lo tiene gracias a su eterna devoción; como una víctima ve a la institución que le salva, ve a Beatriz como su justicia, como su virtud. Pero cuando la halla entre sus manos, su piel tibia debajo de sus yemas, sus lágrimas saladas mezcladas en sus labios, cuando le escuha decir que le comprende, que se sabe como una mujer indeseable e incompleta se ve incapaz de demostrarle que es verdad.

Dulce, así le describe a Mario a la mañana siguiente, porque es imposible poner otra palabra a lo que ha vivido la noche anterior. Chistoso, como ésta es la primera noche que los adjetivos que ambos amantes usan para describir su encuentro son afines, la primera vez que Armando puede usar un adjetivo lejano al horror como ha venido usando. Y es que Betty en escencia es dulce, sus caricias timidas trepando por su cuello, sus labios traviesos trazando velos por el rostro de su más amado, dulce en su forma de hablar, en los suaves quejidos que desprende mientras tira la cabeza sobre la almohada.

La verdad es que, la mentira que ha Armando ha venido construyendo se le va derrumbando mientras la entrega a la puerta de su casa. Quizá mucho antes, si se es sincero. El caso es que jamás la ve venir. Como jamas vio venir que le tendría que entregar la empresa, como tampoco prevee que tiene que entregarle la carne en esa noche de cumpleaños.

Beatríz lo mira en la luz tenue de la habitación, observa con curiosidad su mirada tratando de buscar algun indicio que le demuestre que su fantasía puede materializarse, y Armando, que tiene una cara abrumadora y expresiva la mira largamente, casi con vergüenza “Beatriz, disculpeme, no puedo hacerlo” pronuncia apenas, su fuerte aliento nubla el corazón roto de su amante, afligida mira al suelo. Ella lo veía venir, asume que ha esperado demasiado, más de lo que incluso el sueño más salvaje le permite a uno obtener, Betty comprende, como ha comprendido siempre, que no es objeto de deseo, no más que un computador con gafas, un artefacto distante de una mujer.

Y aunque ella, en toda la palabra, no es más que una mujer profundamente enamorada, le comprende que no la vea como tal.

Armando, roto de la conciencia reanimado por una extraña sensación en la espina dorsal le niega sus palabras, sus manos se expanden en su rostro tibio traspasando a su cuello, el corazón le late rápido, ¿cómo es capaz un hombre de decirle a alguien así de vulnerable que no le desea? jamás podría, él la desea, la necesita con una intensidad desquiciada tanto para decirle que le ama. No se detiene mucho a considerar en si lo que ha dicho es verdad, y aunque nunca le ha dicho te amo a alguien con tan impetu, pensarlo mucho sólo haría que perdiera el valor que recién ha recuperado.

Cuando la recuesta, no dibuja en su mente el rostro de ninguna modelo, ahí, en ese momento, es Beatriz la que descansa debajo de su peso. La que recibe los besos más hambrientos que ha obtenido de Armando, la pasión desconocida que le sustenta su decisión de que en efecto, la desea. Ella ha imaginado aquel suceso multiples veces, en arranques de fantasías en que Armando no se contiene y la toma entre sus brazos en plena oficina, con fuerza y fiereza como ha descubierto que hace con demás mujeres, lo dibuja moviendola por la habitación como una muñeca de trapo manejada a antojo suyo tal como Armando Mendoza toma todo lo que posee; a su completo antojo.

Pero él, en cambio, no es una fiera cuando la descubre de su saco marrón, mucho menos al modelar su figura con las manos para desvestirle de su falda; él es tan suave como un caballero que supone a su amante virgen es, la mira a los ojos mientras ronronea un suspiro a su oído. Delinea la figura de sus labios antes de sumergirse en ella con asistida concentración, delicado al estocar, prudente sobre todo. Betty suelta un ligero jadeo debajo suyo, lo ahoga en su hombro fornido y sin haber admirado primero a lo que se enfrentaba descubre que le es difícil en un principio. Para ella, Armando es su príncipe y aunque no sabe bien si es que ella ha pasado mucho tiempo sin tener alguien dentro suyo, decide creer que Don Armando es esta especie de semental como los de las novelas gráficas. Quiere compararlo con su pasado por un momento y esto la entristece profundamente. Él siente el cambio en su semblante, teme que sus pensamientos de insuficiencia la estén asaltando en tan comprometida situación y la carga con él como si de un papel se tratase, Betty reacciona al cambio con un gesto, ha caído de golpe sobre él, exhala un resoplido ahogado, trata de reír pero su risa molesta es terminada por los labios de su acompañante.

Se sienta en mariposa sosteniéndola en su regazo, y como algo que puede deslizarse fuera de su alcance la sujeta con pertenencia, como si no estuviese de por si prendida de su cuerpo. Sus brazos cubren enteramente el cuerpo delgado y casi escuálido, la arropa contra su pecho revuelto de emociones incluso si únicamente alcanza a notar un brillo en sus ojos. Descubre el brillo de sus brackets con la luz de la luna, sonríe de pura ternura, ella le responde con un casto beso en los labios.

Armando apenas puede soñar en compararla con las que han venido antes que ella, pero no hay comparación, la mujer que tiene en sus manos es una mujer enamorada, una mujer, y no el monstruo al que maquino podría encerrar en la jaula de su engaño. Es distinto el calor que su cuerpo exude, distinto al deseo pasional y pasajero que ha obtenido de los rostros más hermosos de la industria. Ahí, encima suyo, tan dentro de su alma como él de su cuerpo, está la mujer que mejor en el mundo le conoce, la dueña de su vida, de su orgullo, su empresa... ¿Qué demonios le estaba haciendo a esa mujer?

Él era un monstruo, un monstruo que le estaba regalando un momento de paraíso a su asistente, deshaciéndola en vaivenes desmedidos. El que se rompía dentro suyo entre remordimientos y sentimientos encontrados.

Así, cuando su noche termina en las sábanas de hotel la noche de su amor apenas comienza a oscurecer dentro de Armando y solo una luz puede sofocarla, solo Betty puede remediar lo que ha incendiado en él. Por eso cuando llega a brazos de Marcela en todas las noches que le suceden al evento, no es capaz de corresponderle como ha correspondio luego de sus engaños.

Porque él sólo ha tenido un sólo amanecer, un solo Sol; una única Beatriz.


















...

tenia mucho que no escribía, regrese con algo distinto al armario al que estaba acostumbrada. tengo algunas cosas de armario y mariel guardadas y las estare subiendo en días siguientes.

xoxo

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2023 ⏰

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todas mueren por mi  !  yo soy betty la fea, one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora