mastermind 💟 armario

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tw: final alternativo (?)







"Que tal si te digo que nada de esto fue un accidente y la primera vez que me viste nada iba a detenerme, puse las bases del juego y después, justo a lo planeado los dominos cayeron alineados. ¿Qué tal si te digo que soy una mente maestra? Y ahora eres mío."









Mario planeo todo, y así como había apilado la fila de dominos así mismo la derribó.

Al digitar la carta hacia Armando Mendoza con las indicaciones se encargaba de explicar toda la situación con extremo detalle, casi como si le comentara la situación desde cero a alguien, casi como si quisiera que esas palabras fueran leídas por los ojos de cierta secretaria de presidencia.

Desconoce si lo hace por simple maldad, o si tiene de verdad fundamentos reales para hacer tal daño pero lo hace de igual forma. Aquello tendría que reventar de una forma u otra, que mejor que comunicarlo de forma escrita, después de todo, las computadoras como Beatriz funcionan mejor con patrones de letras y números, decirle "Ha sido toda una farsa para mantenerla controlada, Armando no la ama boba" suena más sencillo de entender por escrito.

Mario, siendo la mente maestra detrás de toda la trama de su novela deslizaba su imaginación por las formas en que puede evitar la inminente relación de Betty y Armando, ¿cómo podría demostrarle la verdad sin verse afectado como el villano enamorado que es? Claro, una carta. Crea el plan perfecto, un paquete azúl enigmático y confidencial, perfecto para llamar la atención de cualquiera, sea Betty o el cuartel.

Las chismosas del cuartel no podrían soportar tener algo extra secreto en sus manos sin querer echar un vistazo, y aún así, si fueran tan sensatas como para no hacerlo quizá se les pasaría indicarle a Betty que no abra el paquete -porque claro, ella abre cada correspondencia que Armando recibe- así que ella irremediablemente se encontraría con ese papel impreso. La historia podría venirle también de Bertha, que no aguanta haber leído algo así y le comentaría "Mire Betty es que a mí me avergüenza mucho confesarle esto pero he leído esta nota que dejo don Mario, considero que debería leerla usted también." O el paquete podría caer del escritorio de Armando, y ella mientras lo levanta miraría de reojo su nombre aunado a un montón de insultos y planes maquiavélicos, y por todos los cielos, ella lo sabría. Para cuando Mario regresara de Palm Beach ella lo sabría.

Así que cuando llega, al mirar a la cara pálida de Beatriz bajo las gafas observa el gran odio que sus ojos profesan hacia Armando quien como un imbécil total la observa sin notar nada. La única forma de norsr que ha funcionado es porque ha descubierto que ella ya no le corresponde amorosamente a Armando después de aquel paquete azúl, supone que ella conoce la información y solo espera el momento de soltar la bomba al tiempo preciso.

Mario no habría querido llevar las cosas a ese nivel pero al ver como la situación de Armando se deformaba en muecas amorosas hacia quien se suponía debía ser su suplicio supo que algo dentro de su amigo estaba cambiando, él de verdad veía con amor a Beatriz, de forma tan convincente que incluso él la estaba creyendo. Y le mataba, le mataba que Armando le guardara tanto respeto a ese esperpento, que no se burlara de su intimidad como él hacía, que sus acciones amorosas para capturarla lo hayan capturado a él también. Pero sobre todas las cosas, le mata haber sido él mismo el que pusiera las reglas del juego.

Él, quien escribía cada carta, paseaba por las tiendas cursis del centro comprando tarjetas, chocolates, regalos especiales; él, la persona que le decía a Armando cómo proceder para hacerle caer, quien indicaba como manejar sus citas para dejarla deseosa y hacerla creer amada; él, el hombre que había enviado a su mejor amigo al infierno sin contar que para él se convertiría en poco menos que un sauna. Odiaba hacer sido él, odiaba que Armando fuese humano y que Beatriz fuera un alma pura. Estaba lleno de furia y tristeza y esperaba tener un final feliz incluso si significaba arruinar todo aspecto de su vida laboral.

Así que, él supone cuando Beatriz toma mucho tiempo haciendo el informe que ella va a exponerlo frente a la junta. Mario, que es un sin vergüenza, le tiene sin cuidado su opinión o la de los demás en esa mesa. Pero a Armando si le afectaría y tendría merecido, quizá ella le lanzaría su empresa a la cara después de humillarlo públicamente, de tal manera que él le desarrollaría un profundo odio casi tan fuerte que sería parecido al que ella le tiene, y así, Armando vendría con el corazón partido a sus brazos, después de que Marcela lo eche de su vida no tendría lugar donde ir, solo a Mario, siempre tendiría a Mario.

Las bases estaban sentadas, la pequeña bola que desataría el caos ya estaba puliéndose dentro de Betty y a él le quedaba no más que esperar.

Sucede la tragedia, y es peor de lo que imaginaría. No niega que le divierte, ver como Armando paga el haberse enamorado de alguien equivocado mientras esa mujer le destruye la reputación frente a su familia y la de Marcela, pero igual, le hiere ver así a su amigo, lleno de tristeza y remordimientos. Ya se le pasaría, se dice mentalmente.

Betty cumple su papel, derrumba Ecomoda y Terramoda en su devastación. Le causa pena por un momento, pero se le quita al instante cuando ella les lanza la compañía a la cara y trae un grupo de abogados para que arreglen toda la situación sin que ella tenga que plantar un pie de nuevo en la empresa. No mira a Armando en ningún momento durante la junta, eso es buen indicio, apuesto a que ella ya se ha decepcionado por completo de él.

Ahora, Armando ya no es ningún presidente, ningún novio, solo le quedaba ser su amigo. Por lo cual Mario lo toma bajo su ala al instante, detiene su estrepitosa caída y le sostiene mientras es una catástrofe de lágrimas, corazón roto y enfado. Es comprensivo, calla sus palabras sobre ella proponiendo no pensar en la situación jamás después de eso. De tal forma, Armando, que se había enamorado gracias a los trucos de su amigo, ahora se desenamoraba de la misma forma mientras esa mujer suya seguía desaparecida en sabrá Dios dónde.

El amor había enloquecido a Mario, había logrado que su adorado presidente perdiera su cargo y con ello perdiera gran parte de su esencia mandona, no fue correcto del todo sabe que no lo fue, pero al menos le había otorgado a Armando una vida nueva, una a su lado en que ambos podían manejar sus acciones desde afuera como hacían todos los demás, despreocupado y con un ritmo de vida distinto al que lo tenía exasperado y frenético. Sin la preocupación de sostener una empresa en la que estaba tan justificadamente inmerso tenía oportunidad de encontrar otras actividades que disfrutar afuera de ella, incluso armar un nuevo negocio de la mano de Calderón, su única y verdadera mano derecha. Mario le había dado tantas cosas, tanto habría que agradecerle que incluso si le comentaba alguna vez que él había sido el autor intelectual de su destrucción, Armando aún le debería más cosas buenas que malas.

A su lado Armando era muy feliz, y eso no habría quien pudiera negárselo, más enamorado y centrado de lo que alguna vez había estado. De nuevo y como siempre habría pasado en su vida, logro hacerle truco a las personas para hacer que le amaran y que luciera como si no se hubiera esforzado.

Eso era su verdadero talento, disfruta de él tomando una piña colada en Palm Beach, con Armando poniéndole bloqueador en la espalda comentando lo agradecido que está de tenerle después de toda esa tempestad. “Eso y más hace el amor, tigre, no lo olvide” menciona bajo la caricia de Armando, que le sonríe ladino sin tener idea de que Mario ha confeccionado su relación entera, su único trabajo es sonreír porque Mario es una mente maestra.

todas mueren por mi  !  yo soy betty la fea, one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora