CAPÍTULO 30 💋

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Despierto porque siento unas manos recorrer mi estómago

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Despierto porque siento unas manos recorrer mi estómago. Están frías. Parpadeo, encontrándome con la mirada de Aaron. Sonríe al yo hacer lo mismo.

—Buenos días —susurro, enderezándome y sentándome a su lado.

—Buenos días —responde y gira su rostro para ver a la mesa de noche. Me fijo en ella, en lo que tiene encima.

—¿Y eso? —pregunto, viendo un plato con fresas, chocolate, un antifaz y unas esposas.

Paso saliva al recordar cuando esas esposas estaban en mis muñecas y él reconoció en la sala que quería darme desde atrás con las rodillas apoyadas en el sofá. Una cosquilla me invade y los colores suben a mi rostro porque, en vez de sentir vergüenza por verlas de nuevo, me encuentro deseando que lo haga.

Anoche todo fue perfecto, cada cosa que hizo, me encantó.

—Anoche me preguntaste por qué me costaba ceder el control —dice. Dejo de ver la mesa para verlo a él y asiento—. No practico el sexo normal, Nat. No le hago el amor a las mujeres como a ti. No uso mi apartamento o mi cama para meter mujeres. Solo a ti —admite y eso, solo eso ya hace que mi corazón se emocione.

—¿Te va el BDSM? —pregunto, teniendo conocimiento sobre eso por algunas pelis pornos que he visto.

—No como las de las pelis porno —aclara. Río, pero me sonrojo—. En esos vídeos no muestran realmente lo que deberían. Las mujeres, al menos las que me quieren como amo, no harán nunca esos actos tan humillantes como abrirlas de esas formas y tener su cuerpo lastimado por la presión de las ligas —aclara. Cojo aire.

—El que yo vi, ella tenía algo puesto en la boca que se la mantenía abierta y. —Callo, girando el rostro porque ese vídeo no pude terminar de verlo, no me gustó.

—Y ella no lo disfrutaba —termina por mí. Asiento—. Yo no soy así, Nat. Por eso te pregunto tanto cómo te sientes. Por eso te di la opción de irte aquella vez. Por eso, prácticamente te rogué que lo hicieras, porque jamás voy a tomarte sin tu consentimiento o de una forma que tú no lo apruebes —explica. Asiento, pasando saliva, pensando en mis siguientes palabras.

—¿Quieres hacer eso conmigo? —pregunto, jugando con mis manos.

—No, claro que no. Esas mujeres están preparadas, Nat. Hay códigos de seguridad. Una palabra que hará que me detenga. Ellas tienen el control, pero soy yo el que hago todo. ¿Me entiendes? —pregunta. Asiento.

—Ellas tienen el poder de detenerte, pero no el de montarte como yo anoche, ¿a eso te refieres con ceder el control? —cuestiono, deseando entenderlo. Asiente.

—Ellas no pueden tocarme, algunas no pueden ni verme —confiesa y mira la mesa. Me fijo en el antifaz.

—¿Por qué yo sí? —cuestiono.

—Porque tú no eres ellas —zanja. Muerdo el interior de mi mejilla para no sonreír como estúpida.

—Entonces, ¿por eso eres así?

CAZAR A A. K 💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora