CAPÍTULO 21 💋

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—Ni una palabra, Aaron —le advierto cuando atravesamos juntos las puertas del elevador y Austin nos mira desde el escritorio de Adrien

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—Ni una palabra, Aaron —le advierto cuando atravesamos juntos las puertas del elevador y Austin nos mira desde el escritorio de Adrien. Adrien también nos mira.

—No le diré a tus novios en qué cama dormiste, Nat. Tampoco lo que hice antes de que entrarás a ella o esta mañana al despertar —promete con una maldita sonrisa bailando en sus labios. Lo fulmino con la mirada y me enderezo, caminando hasta Austin y Adrien.

—Parece que vienes de una fiesta —comenta Adrien.

—O de una cena, mejor dicho —acota Austin. Bufo.

—El poco humor que tenía esta mañana al despertar, Aaron se lo ha cargado, así que evítense comentarios al respecto, ¿sí? —pido, sentándome en la silla. Adrien y Austin se miran a la cara.

—¿Qué hizo? —pregunta Adrien. Gruño.

—No quiero hablar de él. Cenamos con el señor Antony y espero que la maldita cena haya valido la pena y acepte dejar a Bri trabajar aquí. Si no lo hace, soy capaz de colgarlo desde sus pelotas por haberme hecho perder el tiempo compartiendo con el maldito de Aaron —siseo furiosa.

¿Lo que hizo esta mañana? Lo que hizo esta mañana debería catalogarse como violación.

Violó mi espacio personal y amaneció con su brazo abrazando mi cintura. Lo peor es que yo también estaba enrollada al suyo. Cuando desperté, que noté el bollo que parecíamos, intenté alejarlo y él ronroneó, tirando de mi cuerpo para quedar sobre el suyo. Ordenó que no me moviera. Sus manos acunaron mis nalgas, dejando mi coño contra su bulto que estaba muy duro, tan duro como su pecho debajo de mis senos. 

Y sabía que era yo. Me llamó Nat, así que sabía que era yo.

No entiendo por qué mierda le gusta jugar conmigo, pero por más que sabía que debía levantarme de encima suyo, salir de esa cama y mandarlo a freír espárragos, simplemente volví a cerrar los ojos y acomodé mi cabeza, dejando mis labios pegados a su cuello. Lo que lo hizo volver a gruñir, asegurando que lo estaba matando.

No sé si era sincero o hablaba dormido, pero eso me hizo estremecer entre sus brazos y sus manos apretaron más mis nalgas. Tuve que tragarme un jadeo porque ese acto me hizo restregarme contra su polla y él sí gruñó con fuerza. Llevó todo de mí no repetirlo. Y es que, siendo honesta, a Aaron no le habría detenido si hubiese querido algo más que frotarse.

Y eso me aterra.

Cuando volví a despertar, él estaba sacándome una fotografía ya vestido. Jugó conmigo al decir que la subiría en el grupo de la familia como respuesta a la pregunta de su padre de cómo se había comportado anoche conmigo. Aseguró que acompañaría la foto de mí con una camisa suya que estaba levantada y se notaban mis nalgas, con unas palabras como: la traté tan bien que durmió en mi cama.

¿Cómo mierda se le ocurre jugar con algo así?

Está loco y me hace enloquecer a mí. Lo peor es que, ya lo sé y en vez de simplemente alejarlo de mí a como de lugar, ¿qué hago? Me meto a su cama y me abrazo a su cuerpo.

CAZAR A A. K 💋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora