Dos son mejores que uno, ¿no?
Dasha está segura que su vida debe cambiar ese último año.
Y cambia al poner un pie dentro de INDUSTRIAS A. K.
La idea es Cazar a A. K, pero, ¿a cuál de todos los A. K?
Eso tendrás que averiguarlo...
Sí es que ellos no...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Estás segura de esto? —pregunta Bri junto a Adrien. Suspiro, viendo nuestros equipajes ya listos.
—Si no quieren ir conmigo, lo entiendo, ¿sí? No están obligados, chicos. Yo me iré de todas formas. Con ustedes o sola —zanjo. Ambos se miran a la cara y luego me abrazan.
—No vamos a irnos a ningún lado sin ti, Dash. Estamos juntos en esto —declara Adrien con su barbilla apoyada en mi cabeza. Derramo unas cuantas lágrimas.
—Gracias —musito. Nos separamos y Bri me ayuda a secar mis lágrimas mientras yo seco las de ella. Ambas reímos.
—¿Ya los citaste a los dos? —pregunta Bri. Asiento, saliendo junto a ellos.
—Sí. Ya mi madre sabe también que volveremos en una semana. Todo está listo, solo espero que Aaron asista —admito, sabiendo que él es el único que podría no estar presente en el aeropuerto.
—Irá —asegura Adrien. Asiento, queriendo creerle. Salimos juntos y cogemos un taxi hasta el aeropuerto. Ya ahí, las verdaderas ganas de vomitar e irme me invaden. Estoy a nada de cancelar mi compromiso con Austin.
Estoy a nada de admitir delante de toda su familia que amo a Aaron.
Estoy a nada de reconocerle que no quiero estar sin uno y sin el otro.
Diablos, ya me quiero regresar al apartamento y seguir escondida ahí, porque desde que llegué en la mañana de navegar con Aaron, decidí que no podía casarme con Austin. Al menos, no sin ser honesta al cien por ciento.
—Buenas, buenas —saluda Adrien con alegría, llegando a donde están sus padres y Austin. A la señora Sophia no la invité. Ni a mi madre. A ellas no las quiero escuchándome ser una zorra mal agradecida.
Aún me queda un grado de decencia en el cuerpo.
—¿Ansiosos de ya irse de vacaciones? —replica el señor Adrian, sonriendo. Todos lo hacemos.
—Mucho trabajo los últimos meses. Muchas copias, muchas tazas de café y muchas reuniones. Necesito relajarme con mi chica y Dash —declara, pegando a Bri a su costado. Río, aceptando el abrazo de Austin.
—Buenas tardes —dice Aaron y el sonido de su voz me hace temblar y cerrar los ojos. Austin me presiona más contra él, pero me separo.
—Hijo, no creí verte aquí —admite su madre, besando su frente.
—Yo le pedí que viniera —confieso y camino hasta él. Acaricio su mejilla sin dejar de verlo a los ojos—. Te amo —susurro. Sonríe, tomando mi cintura.
—Y yo a ti, preciosa —reconoce.
—Dasha —dice Austin cuando Aaron deja un beso sobre mis labios.
—No puedo casarme contigo, Austin —admito, girándome para verlo. Sus ojos me miran con dolor—. No mientras siga queriendo estar con ambos —explico—. Te amo, sabes que te amo. Dios, te amo muchísimo, Austin. Eres el mejor hombre que he conocido luego del señor Adrian —admito y lo miro. Me sonríe con cariño—. Pero también amo a Aaron. Y lo sé, lo sé, no debería amarlo. Él no ha hecho ni la cuarta parte de todo lo que tú sí, mi amor, pero no sé cómo no hacerlo —confieso.