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Amelia

Con el paso de los días Umbridge se estaba encargando de "mejorar" Hogwarts, y debido a su nuevo título era casi imposible que alguien parara todas la reglas que estaba poniendo, todas estas reglas las podíamos ver en la pared de la entrada del gran comedor, ya que Filch era el encargado de ir colgando cada decreto que Umbridge impusiera.

Al igual que en la clase de pociones, Umbridge se encargó de estar presente en cada una de las clases de las materias para poder evaluar a todos lo maestros, Harry me comentó que cuando estuvo en la clase de la profesora Trelawney al final Umbridge no parecía muy convencida con la clase.

—¿Amor, qué está pasando?—Le pregunto a Harry al ver que todos los estudiantes estaban saliendo al patio.

—Es la profesora Trelawney.—Dice respondiendo mi pregunta.—¿Cómo me llamaste?—Pregunta sonriente.

—Olvida eso.—Le digo al sentir que me sonrojaba.—Vamos tenemos que ver qué es lo que pasa con la profesora Trelawney.—Menciono tomando su mano y comenzando a caminar hacia el patio.

Lo primero que vimos fue a la profesora Trelawney la cual tenía todas sus maletas en el patio, Umbridge estaba frente a ella.

—Llevo dieciséis años dando clases y viviendo aquí, Hogwarts es mi hogar, no puede hacerme esto, por favor.—Dice la profesora Trelawney con su voz quebrada debido al llanto.

—Pero es que ya lo hice.—Le contesta Umbridge.

Pude ver que alguien se hacía paso entre los alumnos, luego de unos segundos pude darme cuenta que se trataba de la profesora McGonagall quien caminó hasta quedar a lado de la profesora Trelawney.

—¿Quieres decir algo querida?—Pregunta Umbridge dirigiéndose a la profesora McGonagall.

—Hay demasiadas cosas que quisiera decirle.—Menciona la profesora McGonagall enojada.

La gran puerta del castillo se abrió llamando la atención de todos y dejando a la vista al profesor Dumbledore, el cual se dirigió hasta donde estaba Umbridge.

—Profesora McGonagall, ¿puedo pedirle que escolte a Sybil de vuelta al castillo?—Dice Dumbledore.

Ambas maestras pasaron a lado de Dumbledore, mientras que la maestra Trelawney no dejaba de agradecerle al director.

—Dumbledore, le recuerdo que según el decreto educacional número veintitrés proclamado por el Ministro...—Menciona Umbridge.

—Tiene derecho de despedir a mis maestros, lo que no tiene es la autoridad para expulsarlos de las instalaciones, ese poder lo sigue teniendo el director.—Dice Dumbledore.

—Por ahora.—Comenta Umbridge con una sonrisa burlona.

—Ahora todos vayan a sus salones.—Menciona Dumbledore mientras se dirigía a la entrada del castillo.

—¡Profesor!—Dice Harry intentando llamar la atención del director, aunque no lo logró. 

***

Nos encontrábamos en la sala común escuchando la radio debido a que Fudge estaba dando un discurso.

—La seguridad siempre ha sido de alta prioridad en el Ministerio, por ello me complace anunciar que tenemos pruebas de que estas desapariciones son obra del asesino Sirius Black.—Menciona el ministro.

Las semanas se hacían más complicadas debido a las reglas que Umbridge estaba imponiendo, ya que algunas eran difíciles de seguir, debido a eso varios de los alumnos se habían visto citados en su oficina.

Mi luz en la oscuridad 2 || Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora