07 | ¿Del 1 al 10?

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Tristan

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Tristan

Mara llevaba un rato nadando mientras yo estaba con los brazos apoyados en el borde de la piscina, pensando en cómo tendría aquella conversación en la que había estado pensando durante días.

Con ella nunca había momentos incómodos y sabía que podíamos hablar de cualquier cosa, pero también era cierto que jamás habíamos estado tan alejados como sucedía desde que había comenzado su relación con Skye.

Salió a la superficie, echando su cabello rojizo hacia atrás y nadó hasta mí para apoyarse en el borde de la misma manera.

—Hace mucho que no pasábamos tiempo juntos —le dije—. Exactamente desde que empezaste a salir con mi hermana.

—¿Estás celoso? —preguntó con diversión.

—No, solo te extraño —respondí con simpleza—. ¿Tiene algo de raro extrañar a mi mejor amiga?

—Por supuesto que no.

—Siento que de alguna forma, te has mimetizado con Skye; como si con el solo hecho de enamorarte te hubiera contagiado sus intereses y opiniones.

—Eso no es cierto —dijo, claramente ofendida.

—Mara, cuando les conté sobre lo de Dominic, te sentí en la piel de Skye. Y entiendo que te pongas de su parte, porque eres su novia y quieres apoyarla y protegerla, pero también eres mi amiga —respondí, y suspiré, echando la cabeza hacia atrás antes de volver a mirarla—. Últimamente necesito hablar con alguien sobre todo lo que está pasando, porque si me lo guardo, me hará peor. Pero tú no estás.

Se mantuvo en silencio, mirando a la nada, hasta que finalmente asintió, apretando sus labios.

—Tienes razón, no lo había pensado.

—Supongo que es el efecto del enamoramiento.

Se rio por lo bajo, encogiéndose de hombros.

—Si todavía quieres desahogarte conmigo, estoy dispuesta a escucharte.

—Pero necesito que veas esto como mi amiga, no como la novia de mi hermana —le advertí.

—Lo intentaré.

Tomé una bocanada de aire antes de hablar.

—Estoy cansado de la batalla mental que llevo todos los días, en la que se enfrenta lo correcto y lo incorrecto —dije—. Sé que está jodidamente mal que haya aceptado involucrarme con Dominic, pero ya está, ya lo hice. Ha transcurrido un mes desde que Caleb nos citó y solo he estado fluctuando entre la rabia y las ganas de mandar todo al infierno.

—¿A qué te refieres con todo?

—A la culpa que siento al estar haciendo esto. A la presión que me genera la opinión del resto, pero precisamente la de ustedes. También a lo que están pensando los fans por decisiones que estoy tomando y que no les contentan —contesté, y tragué con fuerza—. A veces, cuando estoy con Dominic intentando enfocarme en este trabajo, pienso en que quizás la carga sería menos pesada si dejase de luchar contra él también. Tal vez, si dejase de verlo con rencor, podría transitar este proceso con más tranquilidad. Finalmente, ambos estamos en la misma posición. Puede que a él le importe menos todo esto, pero eso no quiere decir que no tenga presión. A veces creo que todo sería más fácil si realmente trabajásemos como un equipo, apoyándonos, porque, ¿acaso no es suficiente con lo que estamos viviendo como para que además entre nosotros exista incomodidad? Es como cuando tienes problemas en tu hogar y llegas a tu trabajo, un lugar que debería ayudarte como distracción, pero resulta que el ambiente laboral también te lo pone difícil.

Entre letras y notasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora