29 | No quiero solucionar esto

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Dominic

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Dominic

No había dormido nada, y cada pensamiento que ocupó espacio en mi cabeza durante horas me dirigía a la misma pregunta: ¿Realmente Tris confiaba en mí?

Luego de pensar una y otra vez en la conversación que habíamos tenido y de leer cada artículo que los medios publicaban con una rapidez extraordinaria, había logrado entender por qué él y Caleb decidieron dejarme al margen del asunto. Incluso, podía comprender la intensa rabia que había sentido hacia mí y que lo llevó a pensar en que utilizar a mi familia era una decisión inteligente y que nos nivelaría de alguna manera. Pero no podía evitar sentirme extraño al darme cuenta de que, incluso habiendo formalizado lo nuestro, él haya decidido seguir ocultándomelo.

Ya no tenía ninguna razón para dejarme fuera de sus asuntos, y aun así lo había hecho.

Me sentía aislado, engañado, pero sobre todo, sentía que retrocedíamos al inicio y que entraba una vez más en aquel círculo vicioso de la culpa, porque si no confiaba en mí, entonces era mi responsabilidad. Algo debía estar haciendo mal para que, siendo su pareja, él no me quisiera cerca de aquello que le quitaba el sueño por las noches.

Todo se reducía a la confianza, y sin eso, la base de nuestra relación temblaba.

Colgué la toalla en el baño al oír los leves golpes en la puerta y me encontré con Alban desde el otro lado. Me regaló una de sus grandes sonrisas y entró de inmediato para lanzarse sobre mi cama. Había viajado desde Ámsterdam hasta Copenhague solo porque a mitad de la noche le envié un mensaje para contarle de forma superficial lo que había sucedido y le dije que necesitaba hablar con alguien.

Me conformaba con una llamada, pero me sorprendió cuando respondió que ya había comprado pasajes para verme. No estaba acostumbrado a ese tipo de amistad, sin embargo, sobre todo en aquel momento me venía bien.

Me recosté apoyándome en el respaldo de la cama mientras él se acomodaba de lado y reposaba su peso en uno de sus brazos.

—¿Cómo es que no has dormido y sigues así de guapo?

—Son los genes Hepburn —bromeé con una sonrisa.

—Los quiero.

Con un movimiento de cabeza y una mirada pícara indiqué mi entrepierna y enseguida nos largamos a reír, pero no tardé en ponerme serio de nuevo y soltar un suspiro.

—Me pasé la noche pensando en que tal vez debí quedarme con él —confesé—. Sintiéndome estúpido por haberme molestado. Después de todo, ahora sí estamos a mano luego de que yo lo haya traicionado en el pasado.

Alban no sabía nada de nuestra historia, y no le contaría ningún detalle mientras no tuviera la autorización de Tris, pero sabía que incluso así él tendría las palabras adecuadas.

—¿Te perdonó?

—Sí.

—En ese caso, se empieza una nueva página desde ese momento. Si él decidió perdonarte, lo hizo de corazón y con buenas intenciones, no para después restregártelo en la cara y decirte que no puedes reclamar por nada luego de haber cometido un error. —Alzó sus cejas—. ¿Lo hizo?

Entre letras y notasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora