Dominic
Corrí hacia el baño al escuchar a Tris, y lo encontré arrodillado en el suelo, sosteniéndose con fuerza del retrete mientras vomitaba. Me posé tras de él para afirmar su pelo y acariciar su espalda. Sin embargo, su teléfono comenzó a vibrar, por lo que se puso de pie enseguida para lavar sus dientes con rapidez y regresar a la habitación.
—Caleb... Lo sé —dijo apenas aceptó la llamada.
Me dirigí hacia él para abrazarlo por la espalda y dejar pequeños besos en su nuca. Su mano se aferró a la mía sobre su abdomen y lo sentí tensarse contra mi pecho.
—No te preocupes... Hablamos más tarde... Lo sé, gracias.
—¿Está todo bien? —Con mis manos en sus caderas hice que se girara hacia mí.
—¿Podemos hablarlo después? —preguntó en una voz débil que lo obligó a carraspear—. Te extraño y necesito una ducha. Los problemas se pueden quedar un rato afuera.
Asentí y le quité la sudadera, llevándome la camiseta en el camino.
—Afuera los problemas —respondí antes de besar sus labios y mover mis manos hasta su pantalón para desabrocharlo y seguir deshaciéndome de su ropa.
Luego de que hiciera lo mismo conmigo, entre besos caminamos hacia la ducha para permitir que la lluvia artificial se llevase todo lo que no tenía espacio en ese momento y lugar.
Aunque le había pedido que me ayudara, tenía la sensación de que quien necesitaba atención era él, por lo que con mi cuerpo lo empujé levemente hacia una de las paredes, puse un poco de champú en mis dedos y comencé a masajear su cabeza en movimientos lentos. Tris cerró los ojos mientras abrazaba mi cintura, pero aunque intentaba relajarlo, su mandíbula manifestaba tensión.
—Te amo —susurré cuando volví a llevarlo al agua para enjuagar su pelo—. No sé qué te tiene tan nervioso, pero vamos a resolverlo juntos al salir de la ducha, ¿sí?
—Gracias. —Esbozó una pequeña sonrisa y abrió sus ojos para buscar el jabón. A diferencia de la vez pasada, usó sus manos para esparcir la espuma por mis hombros y mis brazos.
Apliqué un poco de acondicionador para poner en sus puntas mientras él conseguía champú para mí, y dimos un par de pasos atrás para hacer desaparecer los restos de producto. Con el agua cayendo sobre nosotros, me acercó a su cuerpo para besarme con la misma necesidad de minutos atrás. Sus manos palparon mi abdomen, subieron por mi pecho y se aferraron a mi cuello para profundizar el beso.
Salí de la ducha, lo sostuve por los muslos para que enredase sus piernas en mi cintura, y regresé a la habitación con sus labios inquietos en mi cuello, intentando apoderarse de cada parte de mí a la que tenía acceso. Como siempre, no me importó el desastre que causaríamos ni cómo dormiríamos esa noche, lo dejé caer sobre la cama y devoré su boca una vez más. Gimió cuando mis dedos estimularon su pezón, y alzó sus caderas para encontrarme.
ESTÁS LEYENDO
Entre letras y notas
RomanceTodo lo que tiene Tristan Everly lo ha conseguido con esfuerzo, y al parecer, su nombre seguirá en lo alto de Hollywood y de la industria musical por muchísimos años más. Los medios y el entorno lo aman, y aquello facilita cada paso que da. Dominic...