Romenia

8.9K 1K 604
                                    

—¡Adelante mocoso!

El Conde sonreía ampliamente mientras lo provocaba con su voz arrogante. Midoriya sabía que su postura despreocupada no era un indicativo de nada, podía ver el brillo rojizo en sus ojos y como sus pupilas se movían leyendo hasta el más pequeño de sus movimientos.

Mantuvo la sujeción firme de su espada, tratando de ignorar el escozor molesto de las llagas que se negaban a sanar. Exhaló lentamente y movió con ligereza su pie derecho, debía mantener su centro estable. No perder el equilibrio. No hacer movimientos innecesarios.

—Bien, al fin empezamos a jugar —soltó el Conde abandonando su actitud despreocupada. Al menos comenzaba a tomárselo un poco en serio.

Midoriya trató de que eso no le afectara. Comenzó a moverse en círculos lentamente evaluando cualquier brecha en la guardia implacable de su rival.

Bakugou lo miraba como diciendo: veamos de qué estás hecho y él moría por probarle que podía derribarlo aunque fuera una sola vez.

El Conde giró su espada con soltura como si apenas fuera una ramita de madera entre sus dedos. Las palmas de Midoriya estaban hinchadas y adoloridas e intentó ignorar el hecho de que admiraba la facilidad que tenía el contrario en hacer parecer al acero tan liviano.

—¿Es un baile o un duelo? —preguntó el Conde con una carcajada.

«No caigas ante las provocaciones». «Espera el momento».

En casi un mes que llevaban entrenando aún no había podido acertarle un solo golpe, ni siquiera había logrado hacerlo retroceder. Su respiración era jadeante, pero aun así se negaba a darse por vencido.

Evaluó la distancia y su memoria muscular le permitió tener una vaga predicción de los posibles movimientos que tomaría su oponente. Movió ligeramente el talón izquierdo y lanzó el filo de su espada al flanco derecho del Conde. El choque duro del acero hizo estremecer su cuerpo, pero no retrocedió, utilizó la fuerza restante y su muñeca se giró levemente dando un segundo golpe a gran velocidad.

Katsuki rio con fuerza, por primera vez estaban a un palmo de distancia con el filo de las espadas y largas gotas de sudor recorriendo sus cuellos.

—Parece que no eres tan inútil después de todo —afirmó con un ápice de algo parecido al orgullo en su voz.

Midoriya ignoró el inusual cumplido. Sus manos empezaban a sudar y sentía que los músculos de sus brazos quemaban por el prolongado esfuerzo. Bakugou le dio una mirada desafiante y por primera vez en toda su estadía en Valaquia hizo lo mismo. No apartó su rostro. No iba a retroceder. Ya no más.

Giró su cadera levemente rompiendo el contacto que habían mantenido y utilizó la poca fuerza que le quedaba en un movimiento arriesgado. Bakugou reaccionó tal y como lo había previsto, dejando por un breve momento su guardia baja.

«Aférrate a cada oportunidad».

Inclinó su peso y embistió al Conde con un golpe descendente. Era un movimiento arriesgado que debía realizarse en el momento preciso. Bakugou interceptó su espada, pero tuvo que retroceder un par de centímetros dándole al príncipe la brecha que necesitaba. La mirada de este cambió completamente, no había esa arrogancia que lo caracterizaba. Se preparó para contraatacar, pero Midoriya ya se había lanzado sobre él.

El ruido del acero cortó el aire y cuando abrió los ojos apenas consciente producto de la descarga de adrenalina, estaba encima del Conde con el filo de su espada en contra del tenso cuello. Había una sonrisa enorme y unos ojos rojos centellando.

—¿Y bien? —Bakugou tomó sus manos y presionó la empuñadura de la espada dejando el filo fijo en su garganta—. ¿Mostrará piedad, majestad? —lo retó.

Valaquia [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora