III (editado)

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A fake goldfish  !





Sábado 25/03

Steven despertó de repente, sintiendo una brisa extraña recorrerle todo el cuerpo. Se escuchaba el ruido de los pájaros y las ramas chocándose entre ellas con sus hojas cayendo lentamente al compás del viento.

Agudizó la vista y abrió los ojos asustado al darse cuenta de que nada de su departamento estaba, ni estaba en su propio departamento tampoco. Ni sus libros, ni su cama, ni su tobillera. Menos su pez de una aleta, sino que estaba en un prado de un color verde brillante que lo extrañó pero que al verlo detenidamente, se asemejaba levemente al color de ojos que Stella poseía.

Con aquél pensamiento, se enderezó pero un dolor agudo lo invadió en todo su cuerpo, pero mucho más en su quijada, la cual estaba torcida, señal de que estaba rota.

Suspiró hondo y contando hasta 3, se la acomodó de un tirón, haciéndole soltar un grito seguido de un quejido demasiado alto. También notó que al tocarse la mejilla y la boca, un líquido estaba allí, descubriendo unos segundos después que era el líquido caliente de color carmesí conocido como sangre, además sentía el sabor metálico, logrando que le dé una arcada y escupa al suelo, esperando sacarse aquél sabor asqueroso de sus papilas gustativas.

Volvió a asustarse mientras extrañado, miraba todo aquél prado que lucía tan silencioso, tan inquietantemente tranquilo porque más allá de los árboles y los pájaros cantando, no se oía nada más que esos sonidos, siendo ajenos y algo alejados de él, pareciendo irreal o un soundtrack de alguna película.

—Oh no, el gusano tiene el control. 

Steven se sobresaltó al escuchar aquella voz que parecía dirigirse a él. Aquella voz furiosa, imponente, cargada de irritación y tan gruesa que cuando habló parecía escucharse lejana, un eco seguido de un escalofrío, como si fuera a ser lo último que escuchas ante el agudo dolor de la muerte, seguido de una escalofriante, agobiante e infinita oscuridad sin poder escapar.

—¿Qui-quién dijo eso?—el rizado habló, muerto de miedo pero demasiado confundido al mismo tiempo. Era una mezcla de emociones y sentimientos abriéndose paso en todo su cuerpo.

—¡Dale el control a Marc, gusano inservible! 

—¿Marc? ¿Quién es Marc? ¿Tú quién eres? —volvió a preguntar sobresaltado y muy colérico.

La voz respiró lentamente, lo que a Steven le pareció como si estuviera contando mentalmente para no explotar frente a él. Bueno, lo que sea que sería aquella cosa.

Entonces sintió un escalofrío recorriéndole toda la columna vertebral. Detrás de su espalda sentía algo, como una presencia oscura, siniestra, imponente y que estaba casi seguro de que era aquella misteriosa voz que se había dirigido a él como gusano.

Cuando se dió vuelta a ver si podría divisar aquello, se encontró con una casa de 2 pisos y un hombre calvo lo estaba mirando desde la ventana más alta. Confundido, levantó la mano en una señal de saludo—. ¡Hola!

El hombre calvo, también confundido, le correspondió el saludo con un ademán pero tan pronto como eso pasó, otro hombre apareció a su lado, enojado—. ¡¿Pero qué estás haciendo?! ¡Dispárale!

Steven se puso pálido al escuchar aquello—. ¿Dispararme? ¿Cómo que van a dispararme? ¡No lo hagan!

Sin prestarle atención alguna, enfilaron sus escopetas fijas en él para jalar del gatillo al mismo tiempo que la impotente figura volvía a hacerse presente—. ¡Corre idiota! 

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