El caso de Eva Heaton [1# de la Trilogía ''Casos'']

Epílogo

Unos meses después

Las cosas habían cambiado, ahora Helena vivía con nosotros. Hace poco le regalé las llaves.

Eva y Helena estaban jugando en el cuarto de estar. Jugando a dinosaurios.

- ¡Entonces el T-Rex se tira a por la niña de fresa y...-gritó Helena mientras cogía a Eva- Se la comió! -Eva empezó a reírse a carcajadas.

Se estaba sometiendo a una medicación para su problema. Su especialista era buena gente, me caía bien. Hacía bien su trabajo. Eva estaba mejorando. No tenía pesadillas, pero todavía no podía volver al bosque ni verse muy encerrada. Tampoco podía ver un parque ni estar mucho rato en el agua. Todo le recordaba a todos esos días que sufrió tanto. Teníamos una sorpresa para ella.

-Eva-la llamé. Me miró con ojitos juguetones-, ¿sabes dónde nos vamos a ir? -la pregunté colocándome de rodillas, para estar a su altura.

- ¿Adónde? -preguntó con alegría.

-A la playa-Ella saltó de alegría. Todos necesitábamos un cambio de aires. Nos dirigíamos a Zuma Beach. Abrazó a Helena y ella se levantó.

-Venga, pues vamos hacer tu maleta-dijo subiéndola arriba. Las acompañé e hicimos las maletas. Helena puso Spotify. Bailábamos y tatareábamos tranquilamente. Al hacer las maletas dejamos todo más o menos limpio. Hicimos las habitaciones, fregamos todos los suelos y barrimos. Íbamos a estar tres meses, todas las vacaciones de verano en la playa. Teníamos muchos sitios donde queríamos ir. Nos quedaríamos en un hotel que había cerca. Uno de cuatro estrellas. Bastante grande y con vistas al mar. Al estar todo listo bajamos todas las persianas y salimos de casa.

Metimos todas nuestras cosas en el maletero.

-Adiós casa-dijo Eva metiéndose al coche. Me reí. Cuando estuvimos todo listo arranqué el coche y suspiré. Tendríamos que viajar por seis horas. Por lo menos tenía un destino agradable. Nos pusimos en marcha.

Antes de seguir con el viaje, pasado ya una hora, paramos a echar gasolina. Además, Helena aprovechó para comprar agua y comida, para no morirnos de hambre durante el viaje. Luego el viaje transcurrió a base de canciones y chistes. Eva se carcajeaba cada vez que contábamos un chiste. Y su risa era lo que nos hacía felices. Aparcamos justo en frente del hotel. Salimos y el olor a playa inundó mis fosas nasales. Los tres cogimos nuestras cosas y nos acercamos al hotel. Tan grande. Entramos y mi vista se agrandó al ver la pedazo sala. Solo ver el bufet, a mí me bastaba para ser feliz.

-Tenemos reserva, a nombre de Henry-escuché que Helena hablaba al recepcionista.

-Habitación 311, planta tres-dijeron, entregándole la tarjeta para abrir la habitación. Yo seguía perdido en la belleza de ese hotel. La lámpara era de cristales. Cogí a Eva de la mano. Me agaché y quedé a su altura.

- ¿Te gusta? -pregunté besándole la mejilla. Ella también estaba embobada con la lámpara. Asintió.

-Vámonos, chicos-dijo Helena. Unos señores nos ayudaron a llevar las maletas. Subimos por el gran ascensor. Al subir las tres plantas llegamos a ver un pasillo. Donde tenía muchas habitaciones más. Llegamos a nuestra habitación y Helena abrió con la tarjeta. Los señores dejaron todas las maletas dentro y me dieron el horario del bufet.

-Gracias-agradecí entornando la puerta, me dieron una gran sonrisa. Cerré del todo la puerta y vi la habitación. Era extremadamente grande. La ventana era inmensa. La vista de la luna reflejando al mar, era hermoso.

-Son las nueve, si nos damos prisa podemos bajar al bufet. Hasta las doce que es cuando cierran, tenemos tiempo-apuntó Helena. Eva empezó a saltar en la cama grande.

- ¡Qué blandita! ¡Parece una nube! -dijo tirándose y levantándose. Así como cuarenta veces. Helena la acompañó y empezó a saltar también. Me reí. Tal para cual. Metí las maletas en el armario y los neceseres de baño en el baño. Era grande, blanco. Y los muebles marones. Muy bonito. Salí del baño y me fijé en que Helena seguía saltando con Eva. Como dos locas.

-Vente, Henry-sugirió Helena. Yo negué.

-No, no. Que soy maduro-empezó a partirse el culo.

- ¡Henry! ¡Henry! ¡Henry! -empezaron las dos a animarme. Negué riéndome. A tomar por culo, iba a disfrutar de mis chicas. Salté con ellas. Formamos un circulo, agarrándonos la mano. Empezamos a girar en círculos.

Hasta que tropecé y nos caímos. Las dos encima de mí, por supuesto. Luego de estar haciendo burradas nos fuimos a cenar. Nos dimos cuenta que cada día ponían comidas de diferentes países. Hoy tocaba comida peruana. Comimos bastante bien. Después de ponernos a hasta el culo de comida nos fuimos a dormir. Con la idea de mañana ver el atardecer en la playa.

Como acordamos ayer, hoy iríamos a ver el atardecer. Y todos estábamos camino a la playa. Después de unos minutos ya estábamos en ella. Tan bonita. Bajamos a la arena y para sentirla nos quitamos las zapatillas. Helena y yo nos remangamos el pantalón y dejamos que nuestros pies desnudos tocaran la arena.

Eva también hizo lo mismo. La subí en mis hombros y agarré la mano de Helena. Nos dirigíamos lentamente a la orilla. Nuestros pies tocaron el frío mar y ahí juntos, como la familia que éramos, vimos al sol, esconderse en el horizonte. Mis padres estarían orgullosos sí vieran la familia que formé. Había conseguido mi propósito. Mi propósito era hacer feliz a las personas que más amaba en este mundo. Estaría dispuesto a dar mi vida por ellas.

Helena eres mi amor verdadero, mi alma gemela...

Eva, eres mi vida entera...

¿FIN?

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Bueno, bueno. Tengo que agradecer todo el apoyo que me habéis dado. Esto no sería una historia sin vosotros. Gracias por leer.

¿Esta historia habrá acabado?

¿Él arderá de rabia al enterarse de lo qué pasó?

¿Él querrá vengarse?

¿Querrá destruir a Eva?

¿Querrá ver sangre?

¿Enserio creéis que su histoira es un Fin?

*Gine*