Pequeñas mini historias de éste lindo shipp.
-Historias cien porciento mías.
-No se aceptan copias o "terminaciones" de los one-shot.
-Los personajes NO me pertenecen.
-La mayoría de las imágenes que serán o fueron usadas para éste libro NO son d...
Aclaraciones: Mundo moderno, Rengoku 19 años, Soyama 18.
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Ambos jóvenes estaban acostados en la cama de el más bajo y estaban solos en casa, puesto que el hermano de éste había salido con su novia y su padre trabajaba.
—Kyō... Estoy aburrido...-
Decía el peli-rosa mientras tenía a el rubio encima de él.
—Mh...-
Fue lo único que se dignó a decir... Entre muchas comillas.
—Levántate, flojo.-
Dijo mientras le daba leves jalones a sus cabellos... Sin embargo, al hacer esto se le vino algo a la cabeza.
—...O, ¿Sabes qué?, no te levantes, quédate así.-
Volvió a hablar, por lo que un gustoso rubio hundió aún más su rostro en el vientre del chico a la par que abrazaba a éste de la cintura con más fuerza.
El Soyama buscó con la mirada su tocador, para ver si encontraba algo que le ayudase con su idea... Y ahí lo vio... Un paquete le ligas pequeñas de plástico, perfectas para su gran obra.
Estiró la mano lo más que pudo, aún con ese león acostado encima de él, claro, hablando figurativamente, esto intentando alcanzarlas.
Bastaron unos tantos intentos para que el oji- miel pudiera alcanzar aquel paquete de liguitas.
Cuando lo tuvo entre sus manos miró el flameante cabello de su novio, el cual empezó a mimar, teniendo como respuesta un murmullo muy a gusto... Al parecer al Rengoku le agradó aquella acción.
Aún acariciando aquella melena dorada empezó a separar el cabello en partes, cuidando de no jalar el mismo muy fuerte, como para llegar a lastimar al lindo chico encima de él.
—Me gusta mucho tu cabello.-
Mencionó mientras empezaba a tomar una leve parte del voluminoso cabello, decidido a hacer una coletita con la misma... Sin embargo... Justo cuando iba a tomar la liguita para amarrar, el dueño del dichoso cabello alzó la cabeza.
—¿Solo te gusta eso?.-
Preguntó en un tono infantil, casi como un niño queriendo recibir un cumplido, cosa que hizo que Akaza soltara una risa suave para luego volver a hablar.
—En realidad, me gustas todo tú.-
Dijo con voz melosa, haciendo que Kyōjurō sonría de manera satisfecha, pero perezosa, y se volviera a acomodar boca bajo en el vientre de su novio.
Akaza aguantó un poco las ganas de soltar una carcajada, puesto que su chico solo se había movido para hacer esa infantil pregunta.
Sin embargo, sin perder más el tiempo de nuevo tomó entre sus dedos un mechón de cabello algo pequeño y, disimuladamente, hizo una coleta.
Sonrió satisfecho al ver aquello al ver su creación.
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Un chico rubio caminaba somnoliento por la casa del peli-rosa, dirigiéndose a la cocina a por un vaso de agua... Pero antes de llegar, pasó por la puerta principal, la cuál se empezó a abrir... Haciendo que el chico voltee hacia halla, mirando como entraba el hermano de Akaza y su novia.
Hakuji, al entrar y ver a el novio de su hermano... Así de... Raro no pudo evitar soltar una carcajada y empezar a reírse de lo más fuerte posible, haciendo que su novia mirara al mismo lado... Ella también queriendo reírse, pero conteniendo lo... No de manera muy disimulada.
Todo esto hizo que Kyōjurō se confundiera...
°••°••°
Así es, el bebé kyo tenía la cabeza repleta de coletas pequeñas, haciéndolo ver cómo un loco.
