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Le pediste a Evan que mandara a alguien con la comida y este acepto, fuiste a la aviación de tomattoredd y en el camino te sobre saltaste al estar frente de la puerta.

— ¡Ya cállense!

Un golpe se escuchó, luego varios, abriste la puerta de golpe y entraste, viste como todo estaba desacomodado, las almohadas estaban al otro lado del cuarto.

Miraste al chico de golpe quien te miraba con enojo, con tristeza y desesperación, cuando vio que estabas presente en el lugar su rostro cambio, un rostro de desesperación y tristeza lo invadió, lo que tenía en sus manos se callo al piso. No habías visto que tenía algo en las manos.

— yo...yo solo, es que ellos.

Su voz se cortó mientras era presa del pánico, viste como su respiración se hizo más rápida, sus manos temblaban mientras las acercaba a su pecho.

— está bien, no pasa nada.

— yo no quise...

Fue un susurró, te acercaste a el con cuidado, viste como su postura cambio, parecía querer esconderse en sus hombros, una mano fue a su mejilla y tallo dónde estaba su ojo, te acercaste más rápido.

— hey, hey....todo está bien, no pasa nada.

Agarraste su mano y este te miro, se quedó callado, las lágrimas Corian por sus mejillas mientras el bajo la mirada intento hablar aunque su voz estaba rota.

— me désespéré.

— si, a veces pasa, entiendo, solo cálmate, ¿Si? Respira profundo y luego sácalo, no quiero que entres en un ataque de pánico. Ven, siéntate en la cama.

Tiraste levemente de la mano que no había soltado y lo guiaste a la cama, estaba desordenada, las sábanas movidas pero no dijiste nada.

Se sentó y soltaste su mano, empezó a jugar con sus dedos mientras hacía lo que le habías pedido, viste como su respiración se regulaba y sonreiste levemente.

— bien, lo haces muy bien.

Escuchaste como tocaban levemente la puerta viendo a un chico con el desayuno de tomattoredd...no habías cerrado la puerta.

Te alejaste del chico y camianste a la puerta.

— gracias.

Agarraste la bandeja, este solo asintio levemente, se fue sin preguntar o decir nada, no esperaste mucho, cerraste la puerta, dejaste la comida en la mesa y caminaste a una de las sillas que estaban regadas en el piso, la paraste y la llevaste a la mesa junto a las otras.

— cuando te sientas listo, ve a comer, entiendo si no quieres comer en estos momentos, algunos son así y otros no.

Volviste a dónde estaba el y no te sorprendio que no te mirara, parecía avergonzado.

— no tienes por qué sentirte mal, es mi trabajo, entiendo a los pasientes, intento entender por qué pasan y evitar este tipo de situaciones aunque a veces son buenos para ellos mientras no se lastimen ellos o a otros. Si quieres me puedo ir o quedarme, lo que te haga sentir mejor.

Viste como alzo la mirada y todavía caían lágrimas por sus mejillas pero ya no como antes.

— ¿Te podrías quedar? No quiero volver a quedarme solo con ellos.

Le sonreiste y asentiste.

— por supuesto, iré por mi desayuno, tampoco e desayunado, tal vez eso te anime a comer.

(...)

— en tonces, ¿No sabes que te gusta?

Este nego mientras mordía la manzana.

— sabe bien, siempre leí en los libros las manzanas pero casi no traen manzanas, traen verdes, pensé que las rojas no existían.

Soltaste una risa y asentiste, la comida de estos lugares no suelen ser tan variadas.

— siento mucho arruinar el agradable momento, tengo que preguntarte qué pasó, se que te desagrade recordar las sensaciones pero es mi trabajo investigarte.

Por un momento, el chico olvidó que estabas con el por tu trabajo y no por que te gustará estar junto a el.

— oh, si, entiendo, terminando de comer te digo.

Y apartir de ese momento comió en silencio, ya no hubo más charla corta, comentarios que dijieras o algo, solo miraste tu libreta apuntando algo.

Se pregunta cuando tendrá un amigo o una amiga de verdad, cuándo podrá establecer...una relación de cualquier tipo con otra persona que...no sean sus psicólogas o sus psicólogos.

Volvió a morder la manzana y ya no se sintió como la primera vez, supone que eso de "comer acompañado hace que todo sepa mejor" es vagamente cierto por qué aunque no está solo, se siente como si lo fuera por qué solo esperas poder seguir con tu trabajo.

Por qué antes pensó que hablaba con una "amiga" y ahora ya recordó que no eres su amigo, eres su psicóloga.

Tengo miedo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora