26 - Equipaje

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Robert me tomó de la mano, y me llevó corriendo por todo el pasillo hasta llegar al elevador. Me soltó mi mano, pulsó el botón, entramos al elevador, seleccionó el piso al que nos dirigimos, el cual no pude ver, y empezamos descender.

- Primero iremos a desayunar, iremos a uno de los restaurantes del hotel y creo que te va a encantar —dijo.

- Que bueno, porque muero de hambre.

- Igual yo, podría comerme un elefante si se me pone enfrente.

Me volví hacia él, y le di una de mis mejores sonrisas, y él por supuesto me la devolvió, y alargó su mano para sostener la mía, y entrelazó sus dedos con los míos.

Esperamos a que el elevador abriera sus puertas, y salimos de él.

Llegamos al Restaurante, el cual se llama Al Mahara y está precioso. La anfitriona nos guió inmediatamente a una mesa, y es ahí cuando vi un cristal enorme en el cual se reflejaba un enorme acuario, y con eso me di cuenta de que estamos bajo el mar, y podemos ver varias especies de flora y fauna marina, estoy anonadada.

- Esto es increíble, debe de ser un sueño —dije.

- Te dije que te iba a encantar, en verdad que es precioso.

- Muchas gracias por traerme.

- No se merecen, princesa.

Llegó el mesero con los menús, y ordenamos nuestros platillos. Después de unos minutos, nos los llevaron a la mesa. La comida estaba deliciosa, por lo que nos la terminamos demasiado rápido. Robert pagó la cuenta, y salimos rumbo a conocer Dubái.

****

Salimos del hotel, y ahí estaba el chofer que nos fue a recoger del hotel, le pregunté en voz baja a Robert cual es el nombre de él, y me dijo murmurando que se llama Roger Thompson, asi que lo salude:

-Hi, míster Roger, How are you? —dije. (Hola, señor Roger, ¿cómo se encuentra?)

- Good morning, miss América, I'm very fine, thanks for ask, and you? —respondió señalandonos. (Buenos días, señorita América, estoy muy bien, gracias por preguntar, ¿y ustedes?)

- We 're very fine too, well, we have to go —dijo Robert. (También estamos muy bien, muy bien, tenemos que irnos).

- Oh, yes, I'm sorry... -Dijo Roger. (Oh, sí, lo siento...)

- No problem, don't worry... -dije. (No hay problema, no se preocupe...)

Roger abrió la puerta del Audi, e inmediatamente entré, me recorrí para que Robert entrara, y cuando se estaba sentando, vi que sostenía una caja envuelta con un hermoso papel de color azul turquesa, con un pequeño moño con un lazo blanco.

- Ten, para ti —dijo, entregándome la caja.

- ¿Puedo abrirla?

- Claro, es para ti.

Con mucho cuidado, rompí la envoltura, abrí la caja, y me encontré con una hermosa cámara digital Sony color plata.

- ¿Te gusta? —dijo.

- Me fascina, está muy hermosa, pero no tenías que habérmela comprado, ya es demasiado con todo lo del viaje, y encima me regalas una cámara.

- Perdón, pero chequé tu equipaje, y me di cuenta de que no tenías una cámara, y cómo quiero que éste viaje quede para siempre en tu memoria, pues quería que también tuvieras fotos.

Ahora, estaba furiosa, ¿cómo se atreve a revisar mi equipaje?, ¿habrá visto mi ropa interior?, oh por favor, díganme que no lo hizo.

- ¿Viste mi ropa interior?, por favor, dime que no —dije preocupada.

- Si te hace sentir mejor, no, ni mucho menos vi esas bragas de encaje color negro.

- ¡Ay Dios! —Grité- ¿cómo te atreves?, ¿acaso no puedo tener privacidad?

- Perdón, sabía que no debía ver esas bragas y ese sostén a juego, discúlpame, no era mi intensión hacerte enojar, además debes tranquilizarte recuerda que Roger está escuchando y que estás alterando a tu corazón.

No pude evitar darle un manotazo en el brazo, estaba furiosa con él.

- En primera, Roger no entiende nada de español, en segunda, no debiste haber visto mis bragas, y en tercera, con lo de mi corazón tienes razón, así que ya me voy a tranquilizar, pero antes, júrame que ya no volverás a fisgonear en mis maletas y mucho menos revisar mis bragas y mis sostenes, júramelo...

- Te lo juro, palabra de boy-scout... -e hizo una seña con sus manos, que intuí como el juramento de los boy-scout.

- ¿Fuiste boy-scout?

- No, pero de todas formas cumpliré mi promesa.

- A veces creo que usas mi enfermedad para tu propio beneficio...

- Nunca haría tal cosa, princesa.

Menee mi cabeza con una sonrisa en mi rostro, él lo sostuvo muy despacio, y me acercó a él lentamente, y me besó, ese beso fue demasiado tierno.

Cuando nos separamos, el coche se detuvo, e inmediatamente Roger nos abrió la puerta, y bajamos del Audi, primero Robert, al momento de que bajó le entregué la caja de la cámara, y me tendió la mano, para ayudarme a bajar del coche.

Roger, cerró con precaución la puerta del coche, subió al Audi por la puerta del conductor, y arrancó el coche, dejándonos a Robert y a mí en las calles de Dubái.

- ¿A dónde vamos? —dije.

- A la Gran Mezquita, que está justo allá —dijo, señalando a un edificio enorme de color blanco.

- Pues vamos —dije muy emocionada.

Lo tomé de la mano, y lo jalé, corrimos hacia ahí.

La Gran Mezquita es enorme, observé que mucha gente estaba entrando, así que fuimos a ver de qué se trataba. Era una de sus ceremonias islámicas, y me puse a tomar fotos de inicio a fin, Robert no se cansaba de observarme porque estaba muy emocionada.

Cuando la ceremonia terminó eran casi las dos de la tarde, así que decidimos ir a comer a un restaurante que está cercano al Museo de Dubái, al que después de comer, iremos.

El restaurante se llama Bastakiya, y no solo es un restaurante, sino también una cafetería. Comimos un delicioso pollo Tikka, además nos atendieron de maravilla y el ambiente era muy agradable. Cuando terminamos, nos encaminamos al museo.

El museo de Dubái es precioso, aunque al entrar nos dio la impresión de ser un museo común alojado en un bonito emplazamiento, el Museo de Dubái se volvió más interesante cuando fuimos descubriendo sus diferentes partes.

Conforme fuimos avanzando, fuimos recorriendo la historia de Dubái desde los inicios cuando tan sólo era una villa de pescadores y recolectores de perlas, hasta el descubrimiento del petróleo y los planes urbanísticos futuros. También, vimos varias recreaciones de la vida diaria de los antiguos habitantes de Dubái.

Durante el recorrido, me quedé encantada cuando visualicé varias barcas antiguas, y una casa tradicional que nos encontramos en el patio interior del museo.

Cuando salimos del museo era demasiado tarde, así que decidimos llamar a Roger y regresarnos al hotel.

Estábamos muy cansados, que decidimos pedir la cena a nuestra habitación. En lo que llegaba la cena me di un baño, y me puse mi pijama favorita, el cual consiste en un short rosa que me llega a la mitad de los muslos y una blusa de tirantes blanca.

Cenamos una deliciosa hamburguesa con papas a la francesa y soda, para no perder nuestras costumbres americanas.

Al terminar, me cepillé los dientes y me fui directa a la cama.

Siempre a tu lado (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora