41 - Hombres de negro (América)

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Estaba muy asustada, no sabía quiénes eran esos hombres, al momento de ver la cara de Robert, me di cuenta de que él tampoco los conocía, tengo miedo de saber quiénes son y qué quieren de nosotros.

- ¿Quiénes son ustedes?, ¿qué quieren de nosotros? -dijo Robert, como si estuviera leyendo mi mente.

- No se preocupen, somos los abogados del señor Ceasar Smith, venimos a entregarles un citatorio para la lectura del testamento, es importante que acudan ambos, ya que si llega a faltar uno, se suspenderá la lectura.

- ¿Cómo supieron que estábamos aquí?

- Su madre, la señora Lorena Johnson, nos dijo que estaba aquí con la señorita Watson, y pues aquí nos tiene, la lectura será en un par de semanas, así que ahí los esperamos.

- Muy bien, nos vemos en un par de semanas. -dije.

- Hasta luego.

Salieron de la habitación, dejándonos a Robert, a mamá y a mí, muy impresionados.

- No sé para qué me quieren a mí, no soy nada de Ceasar. -dije.

- Tal vez no cambió su testamento cuando terminaste con él. -dijo mi madre- bueno, los dejo platicar, ya no puedes quedar embarazada porque ya lo estás, así que ya no tengo que preocuparme por eso.

Robert y yo reímos, y mi mamá salió de la habitación.

- Creo que tu mamá tiene razón, tal vez Ceasar no cambió nada, pero pues ya no hay nada que hacer más que ir, a ver para que nos quiere a los dos.

- Pensé que ibas a decir que aún tenía algo con él.

- No, yo sé que después de la carta ya no supiste nada de él, así que por eso no he iniciado un interrogatorio.

- Me encanta tu confianza.

- Y a mí me encanta de que me vayas a hacer el hombre más feliz del mundo, quiero pedirte algo, si es niña, yo le pongo el nombre, y si es niño, tú le eliges el nombre, ¿qué te parece?

- Mmmm, buena idea, y ¿ya tienes algún nombre?

- Si, si es niña le pondremos Anastasia.

- Y si es niño le pondremos Elliot.

- Me gusta.

- A mí también, pero no quiero saber si es niño o niña hasta que nazca.

- Está bien, hasta que nazca sabremos si es Anastasia o Elliot.

****

Dos semanas después...

- Aquí tienes el alta, sólo falta que la firmes. -dijo el doctor Nicoles entregándome al documento y una pluma.

Leí todo el documento de pies a cabeza, lo firmé y se lo regresé al doctor, y él lo puso en mi expediente.

- ¿Algún cuidado especial que deba tener? -pregunté.

- Sigue con tus vitaminas, cualquier cosa tienes que regresar al hospital, tienes que venir a tus consultas programadas y no puedes salir de la ciudad.

- Pero, la boda, no quiero que sea aquí, tengo planeado que sea en Chicago.

- Si es así, pues ya veremos cuando la fecha se acerque, si todo va bien pues puedes considerarlo.

- Gracias, y por supuesto está invitado.

- Muchas gracias, estaré esperando con ansias su boda, ahora váyanse, disfruten de la vida y de su bebé.

Siempre a tu lado (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora