30 - ¿Juntos?

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Ahí fue cuando ni si quiera pensé y solamente le contesté.

- Sí, sí, sí quiero convertirme en tu esposa...

- No sabes lo feliz que me haces, éste es el mejor regalo de cumpleaños que he recibido en mi vida...

- Al igual que el mío, éste es el mejor regalo...

- ¿Por encima del BMW Aston Martin?

- Muy, pero muy por encima del BMW...

- Te amo, América Elizabeth Watson...

- Te amo, Robert Ceasar Smith...

Me abrazó, y me besó, en ese beso estaba el amor que sentimos el uno por el otro, pero también había otro elemento, pasión.

La gente a nuestro alrededor vitoreaban de alegría, y nosotros no nos inmutamos por la presencia de ellos. Podía escuchar felicitaciones en distintos idiomas, ellos podían sentir la alegría que nosotros reflejábamos.

Al momento de separarnos se dio cuenta de algo.

- Soy un estúpido...

- ¿Hasta ahorita te das cuenta? -bromeé.

- De hecho, si, hasta ahora me di cuenta...

- ¿Qué pasa?

- Olvidé el anillo...

- No pasa nada, luego me lo das...

- No, es que aquí lo traigo, sólo que de la emoción se me olvidó dártelo.

Metió su mano en otro bolsillo, y sacó una cajita color rojo, me la entregó, y con la mirada me dijo que la abriera.

En cuanto la abrí vi un anillo precioso, es de oro blanco con un enorme diamante incrustado, tiene grecas, y por las grecas tiene diamantes más pequeños incrustados, en pocas palabras, en anillo está lleno de diamantes.

- Oh Robert, es precioso...

- Siempre lo mejor para ti...

Entonces él tomó el anillo, yo le tendí mi mano izquierda y me lo colocó en mi dedo anular, y me quedó perfecto.

Ya no tenía hambre, de tantas emociones se me había quitado, lo único que quería era irme al hotel con Robert, y quedarme junto a él toda la noche, obvio hasta que llegue el momento de regresar a Los Ángeles.

- Vamos al hotel... -dije.

- No podemos, tenemos una reservación en un restaurante muy cerca de aquí...

- ¿En verdad es muy necesario ir?

- Dime, ¿Qué sugieres que hagamos?

Me acerqué a él, y me puse a besar el lóbulo de su oreja, y lentamente fui bajando a su cuello. Luego, puse mis labios cerca de su oreja y le susurré:

- Quiero que hagamos el amor...

Lentamente me separé de él para ver su reacción, y estaba con los ojos muy abiertos, después en sus labios se dibujó una sonrisa, pero no cualquier sonrisa, sino una sonrisa pícara.

- ¿Estás segura? -dijo.

- Completamente.

- Más me vale apurarme, antes de que cambies de opinión...

Me sonrió, tomó de mi mano, y tiró de ella haciéndome correr hasta llegar al coche. Entramos a él, y él manejó a toda velocidad hasta el hotel.

****

Al momento de llegar a la puerta del cuarto, me abrazó y me besó. Abrió la puerta, y cuando quería entrar a la recamara, me cargó, y entró conmigo en brazos.

Me bajó ya que estábamos cerca de la cama, y empezó a besarme lentamente. Fue moviendo sus manos en busca de la cremallera de mi vestido, y con un poco de mi ayuda, lo encontró y lo bajó, lentamente me fue quitando el vestido.

- Wow, no pensé que me fueras a hacer caso... -dijo.

- ¿En qué?

- En ponerte esa lencería, es muy bonita, pero en ti, se ve muchísimo mejor, eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida...

- Oh, calla, que me pones nerviosa...

- ¿Por qué?

- Porque eres el primer hombre que me ve en lencería, además de que vas a ser el primer hombre con el que voy a estar de ésta manera...

- ¿En serio? Yo pensé que Ceasar y tu...

- Calla, no para nada, él siempre me respetó y yo no di le pie a nada más...

- ¿Sabes? Tú serás la primera mujer con la que voy a estar de ésta manera...

Me besó, y después se fue trasladando a mi cuello hasta llegar a mi clavícula, luego vi su mirada, en ella expresaba deseo, pero sobretodo amor.

Después, se agachó para quitarme los zapatos, pero el proceso fue lento porque cada vez que podía, me daba un beso en mis tobillos.

Luego, se puso de pie, y yo le quité el saco, la corbata y la camisa, dejándolo desnudo de la cintura para arriba, después me agaché para quitarle sus zapatos y sus calcetines.

Me puse de pie, y lo besé en los labios, luego, fui bajando hasta su pecho, dándole pequeños besos. Moví mis manos en busca de su cinturón, se lo quité y lo lancé lejos, desabroché el botón de su pantalón, bajé la cremallera y lentamente cayó a sus pies, y él lo pateó lejos de nosotros.

Robert empezó a besarme, lentamente y con ternura, con amor, con sus manos encontró el broche de mi sostén, y lo desabrochó, liberándome de él.

- Ahora estamos iguales, estás preciosa... -dijo.

- Antes de que sigamos, ¿tienes condones?

- Si, deja voy por ellos a mi maleta.

- ¿Por qué tienes condones en tu maleta?

- Los tengo por si esto ocurría, más nos vale cuidarnos...

- Tienes razón...

Se alejó de mí, y fue corriendo por un pequeño paquete, y lo dejó en la cama, entonces, me abrazó y me besó.

Ahí fue donde me empezó a faltar la respiración, y me empezó un terrible dolor en el pecho. Empecé a gritar del dolor, Robert me cargó, me llevó a la cama y me cubrió con una sábana.

Siempre a tu lado (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora