40 - Inesperado (América)

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Dos semanas después...

Todo ha ido de maravilla, a Robert le han quitado la férula del tobillo, sólo le queda el yeso del brazo, y por mi parte, todo va bien también, mi cuerpo no ha rechazado mi nuevo corazón.

Al funeral de Ceasar no pudimos ir, nuestros doctores no nos dieron permiso, aún estábamos delicados de salud, por mi cirugía y por el accidente de Robert.

Pero algo me está sucediendo, no es normal, me ha estado dando mucho sueño y me han dado muchas náuseas, yo lo atribuyo a los medicamentos del dolor, pero ya me los han suspendido y sigo igual.

Ya le he avisado al doctor Nicoles, y él me ha sacado muestras de sangre para analizarlas, dentro de poco creo que ya estarán los resultados, mientras tanto, seguiré disfrutando de la vida junto a Robert.

- Me siento feliz de que pronto iré a casa, después de tanto tiempo de estar aquí. -dije.

- Yo también, espero que el doctor Nicoles te dé tu alta pronto.

- Igual yo, extraño a mis hermanos y a mi casa...

Tocaron la puerta de la habitación y apareció el doctor Nicoles, junto con mi madre, mi padre y Lorena, esto no me huele nada bien.

- Hola a todos -dijo Robert muy entusiasmado.

- Hola a los dos, necesito hablar seriamente con ambos... -dijo el doctor.

- Díganos, ¿Qué es lo que sucede? -dije.

- Fue un gran peligro operarte en tu estado, América, no sólo estuvo en juego tu vida en esa cirugía...

- No entiendo, doctor, ¿a qué se refiere?

- Ya hay una explicación a tus náuseas y a tu sueño excesivo.

- ¿Y cuál es?

- América, estás embarazada...

- ¡Que bromista!

- No es broma, aquí están los resultados de tus análisis, pedí una de embarazo porque era la única prueba que faltaba por realizarte, pensé que saldría negativo, pero es obvio que me equivoqué.

- ¿Voy a ser mamá?

- Sí, vas a tener a un bebé.

Estaba muy emocionada, pero Robert lo estaba aún más, vamos a tener a un bebé, seremos papás. Robert se acercó a mí, me abrazó, me besó, y repitió varias veces que será papá.

Pero al momento que vi a nuestros padres, tenían cara de malos amigos, me di cuenta de que estaban muy molestos, creo que hasta el doctor Nicoles se dio cuenta, se despidió y se fue.

- ¡AMÉRICA ELIZABETH WATSON Y ROBERT SMITH, ME DEBEN UNA EXPLICACIÓN! -gritó nada más y nada menos que Elizabeth Watson, mi madre.

- Pues mira, es como las abejitas y el polen... -dije.

- No me vengas con bromas, Elizabeth.

Me llamó Elizabeth, en serio estoy en enormes problemas, si me mata, me llevan flores a mi tumba, por favor.

- Te escucho, Robert. -dijo Lorena, mi padre no decía nada, sólo me miraba con cara de "lo siento, no puedo controlar a las fieras".

- Fue antes de la cirugía, horas antes, para ser más exactos -dijo Robert.

- Mi niña, que feo lugar elegiste para tu primera vez, un hospital no es el mejor lugar -dijo mamá.

- De hecho, iba a ser en Dubái... -dije.

- ¿Fue por eso ese dolor en tu pecho?

- Si, mamá.

- Como sea, ¿Saben que existe algo llamado condón? -dijo mi madre.

- De hecho sí, pero no pensamos en eso, además sea lo sea que sucediera nos vamos a casar. -dije.

- Además, deberían ponerse felices, van a ser abuelos. -dijo Robert.

- No quiero ser abuela, tengo 39 años, soy muy joven para eso. -dijo Lorena.

- Nosotros tampoco, ¿verdad, Tobías? -dijo mi madre.

- Pues yo sí quiero, me siento feliz por ustedes, chicos. -dijo mi padre, por fin lo dejaron hablar. Se acercó a mí y me acarició mi vientre aún plano, sé que estaba feliz por nosotros -además, ambos ya tienen 21 años, ya no son unos niños.

- Está bien, pero se tendrán que casar pronto, no quiero que te cases con una panza gigante. -dijo mamá.

- En cuanto el doctor Nicoles dé de alta a América, un mes después nos casaremos. -dijo Robert.

- Estoy de acuerdo. -dijimos todos al unísono.

****

A pesar de que el doctor Nicoles no es ginecólogo, él se va a encargar de revisar a mi bebé, además de que ahí vamos a ver cuánto tiempo de gravidez tengo.

- Vas a sentirlo frío. -dijo el doctor poniéndome un gel en mi vientre.

Acercó un aparatito a mi vientre, y mientras tanto vimos en una pantalla imágenes del interior de mi cuerpo.

Me quedé impactada de ver a un bultito muy pequeñito, se parecía a un pequeño pez, las lágrimas no se hicieron esperar.

- Tienes entre 2 y 3 semanas, todo se ve bien, pero hay que tener mucho cuidado con él y con tu corazón, ahora más que nunca hay que cuidarte, vas a tener que tomar ácido fólico y otras vitaminas para el correcto desarrollo del embrión.

- Si, doctor, yo me encargaré de todo. -dijo Robert.

- ¿Quieren una foto de su hijo? -preguntó el doctor.

- Sí -dijimos al unísono.

****

- Parece un pececito, lo llamaré Pececito. -dije viendo la foto de mi bebé.

- No creo que al bebé le guste que lo llames como un animal marino. -dijo Robert.

- Yo creo que sí, además, yo sé que le agrada la idea.

- Yo creo que eso no está bien, porque mi hijo no es un pez.

- Un momento, amigo, es mi hijo también, es nuestro, y se queda Pececito.

Se abre la puerta de la habitación, y entra mi madre con un vaso lleno de café.

- Mira, te presento a Pececito. -dije entregándole la foto de mi bebé.

- No creo que esté bien que lo llames Pececito -dijo mi mamá viendo la foto.

- ¿Ves? Te dije que no estaba bien que lo llames Pececito -dijo Robert.

- Aunque sí parece uno, así que por mientras llamémoslo Pececito -dijo mamá.

- Gracias, suegra -dijo Robert sarcásticamente, y yo le dediqué una sonrisa.

Alguien tocó la puerta, y dijimos que pasaran, delante de nosotros teníamos a un par de réplicas de los Hombres de negro.

- Buscamos a América Watson y a Robert Smith. -dijo uno de ellos.

Y con eso me entraron unos escalofríos por toda mi espina dorsal.

Siempre a tu lado (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora