39 - Confusiones (América y Elizabeth)

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América

Siempre él me dijo que haría cualquier cosa por mí, cualquier cosa para que yo estuviera bien, para que estuviera sana.

Es imposible que me haya dejado sola, nos íbamos a casar, íbamos a formar una familia juntos, íbamos a estar juntos siempre, amándonos.

Pero eso no es posible, él ya no está aquí, él ya no va estar conmigo, él ya no va a vivir junto a mí.

Mi madre me pedía que la escuchara, que me tranquilizara, pero eso es imposible para mí, ya no podré ser la misma de antes, la América feliz, ya nada es lo mismo sin él.

- No, mamá, ya no quiero escuchar nada de eso, quiero estar sola... -dije.

- Pero, América, escúchame, aún no termino, no saques tus propias conclusiones...

- Lo siento, pero quisiera estar sola, sacar mi dolor, por favor, sal de la habitación.

- Está bien, intenta controlarte, a él no le gustaría eso.

Salió de la habitación, y al momento de estar sola, me rompí en millones de pedazos.

Elizabeth

Tengo que encontrar al doctor Nicoles, y ver la manera de que él vaya a verla a su habitación, mi hija debe saber que su amor está vivo, aunque no sé si es por él por el que está llorando.

Llegué al consultorio, y él estaba atendiendo a un paciente, le pidió que esperara y salimos de la oficina.

- ¿Sucede algo con América? –preguntó el doctor preocupado.

- Ya sabe del accidente, y no lo tomó nada bien, ni me dejó decirle quien fue el que murió y quien es el que está vivo, necesito ver si puede ir él a la habitación de mi hija.

- Por mí no hay ningún problema, pero el doctor que lo está atendiendo, el doctor Andrews, es el que le debe de autorizar de que él salga de su habitación.

- Muy bien, gracias, iré a buscar al doctor Andrews.

Me alejé del doctor, y con la ayuda de las enfermeras pude encontrar al doctor Andrews, me acerqué a él lo más rápido que pude.

- Buen día, doctor, necesito hablar con usted.

- Con mucho gusto, señora Watson, vamos a mi oficina.

El doctor me indicó con la mano de que él me seguiría, y al poco tiempo ya estábamos en su oficina. Cada uno tomó asiento, y el doctor fue en primero en hablar.

- Supe que ya le realizaron el trasplante a América, me da mucho gusto por ella.

- A mí también, estoy muy feliz, pero necesito su ayuda.

- ¿En qué puedo ayudarla?

- Muy fácil, sé que usted atiende al Smith que sobrevivió el accidente, necesito que de la autorización de que él vaya a ver a mi hija.

- Sí, estoy atendiendo a Ceasar, claro que le doy la autorización, si gusta la acompaño a la habitación.

- Muchas gracias.

- No se merecen.

Salimos de la oficina, y fuimos al área de habitaciones, y me dejó en  la puerta de la habitación de Ceasar, le di las gracias al doctor, y él se fue.

Suspiré, y abrí la puerta de la habitación, y lo primero que hice fue decirle:

- Toma tu silla de ruedas, necesito que vayas a ver a mi hija.

América

La vida muchas veces es injusta, bien dijo lo John Green en su libro, "el mundo no es una fábrica de conceder deseos".

Desde el momento que tuve mi anillo de compromiso en mi dedo, me puse a soñar sobre el tener una vida con él, el ser la mujer de Robert, pero eso ya no se va a poder.

Seguía llorando, no podía hacer nada más que llorar, sacar el dolor que me quema en mi pecho, va a ser muy difícil vivir sin él.

Tenía mi vista baja, me sentía muy débil, como una parte de mi muerta, sin vida.

Escuché la puerta abriéndose, y sin levantar la vista, dije:

- Te dije que quería estar sola, ¿no entiendes?

- Creí haberte dicho que ya no quería encontrarte así. –respondió.

La voz no era de mi madre, pero era una voz que conocía perfectamente.

- ¿Eres tú? –pregunté.

- Sí, soy yo, no sabes cuánto te he extrañado, supe de tu trasplante...

- Y yo de tu accidente, ¿qué hacías con tu padre, Robert?

- Vino al hospital, quería verte, yo obviamente no se lo permití, y le dije que fuéramos a otro lado, no quería molestarte, así que fuimos al estacionamiento y el insistió que nos fuéramos en su camioneta, y eso hicimos.

"Le hablé de ti, le dije que haría cualquier cosa por ti, me pidió perdón y lo perdoné, me dijo te amo y yo le correspondí, y después los frenos empezaron a fallar, él cortó los malditos frenos, él cavó su propia tumba.

"Me da mucho gusto que por primera vez haya hecho algo bien, te dio más tiempo de vida.

- Pensé que estabas muerto, supe lo que sentiste cuando estábamos en Dubái cuando me dio aquel dolor en el pecho, es inexplicable, pero muy doloroso.

- Perdón por haberte asustado, pero no podía salir de mi habitación, tu madre llegó como queriéndome secuestrar, pensó que el que estaba vivo era mi padre, pero le dio mucho gusto ver que si era yo.

- Me tenías preocupada, te llamé antes de la cirugía como 20 veces y al despertarme me encuentro con que tuviste un accidente, ha sido muy difícil.

- También estuve muy preocupado, me enteré de que estuviste 10 horas dentro del quirófano y que estuviste como tres días en Cuidados Intensivos, tuvieron que darme sedantes para que no me levantara de la cama y fuera a buscarte, creo que volví un poco loco al doctor Andrews.

- Créeme que te creo, te amo mucho.

- Y yo te amo a ti.

Se levantó poco a poco de la silla, con mucho cuidado se acercó a mi cama y me besó, extrañaba mucho sus besos.

Después, como pude, le hice espacio en mi cama, y se acostó conmigo, y me abrazó.

Todo lo hizo con mucho cuidado, porque Robert tenía un brazo enyesado y una férula en un tobillo.

A los 10 minutos, entró mi mamá a la habitación, y al encontrarnos así, nos dijo:

- Me preocuparía si estuvieran teniendo sexo, pero sé que son buenos chicos.

Pero lo que no sabe ella es que ya hicimos el amor antes de la cirugía, pero eso nunca lo sabrá ella, bueno, eso espero.

Siempre a tu lado (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora