Capitulo 9

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El quinto mes era más divertido, por las mañanas devoraba cuanto chocolate pudiese y por las noches Sirius le daba masajes con una crema para las estrías, las cuales al parecer eran porque su piel se estaba estirando de golpe.

–¿Ya me vas a decir porque me miras y desvías la mirada?– Padfoot llevaba todo el desayuno haciendo eso, empezaba a ser irritante.

–No es nada, solo... te ves muy bien hoy– intentó disimular.

–He usado unos leggins y una camiseta durante 2 meses, estoy seguro de que no me veo especialmente bien hoy–

–Solo te digo, te ves bien– fue la primera vez en todo el desayuno que pudo verlo a los ojos durante más de 10 segundos seguidos.

Remus cansado de no saber porque su amigo se comportaba así, decidió averiguarlo por sí mismo, se paró y camino hacia el baño, con Sirius detrás; al verse al espejo, lo notó, tenía algunos granitos en la frente, había tenido algunos a causa del chocolate en Hogwarts, así que no era difícil averiguar el por qué.

–Pero piénsalo bien, ya no hablamos con esos idiotas que te molestaban por los granitos–

–Severus también me atacaba con eso cuando ustedes lo atacaban– respondió con molestia, pero el pelinegro tenía un punto, ya no había la necesidad de aplicarse un glamur todas las mañanas para que no se le quedara viendo.

–¡No lo atacábamos! Eran solo bromas– se defendió el contrario.

–¡¿Solo bromas?!– preguntó alterado.

–¿Sabes que? No pienso discutir esto, de nuevo– apartó al pelinegro y subió directamente hasta su oficina, estaba furioso; jamás estuvo de acuerdo con intimidar a Severus para que se alejara de Lily, pero tampoco tenía la valentía de enfrentar a sus amigos; eso causó que muchas veces no creyera merecer estar en Gryffindor.

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La puerta sonó, en un intento de pedir permiso para entrar; ya habían pasado 3 horas desde su pequeño altercado en el desayuno, era sorprendente que no hubiera aparecido a los 20 minutos rogando perdón.

Lo que le sorprendió y preocupó en el mismo nivel fue encontrar a Severus en la puerta, en vez de a Sirius; –No hagas preguntas, tengo que volver a mi cita con el medimago, rápido– dijo, sin siquiera saludar o sonreír.

El castaño asintió en silencio, –Dice Black que lo perdones, que no era su intención hacerte enojar y por mi parte... ya te he dicho que todo quedó en el pasado, no estuvo bien lo que hicieron pero tampoco me quedé de brazos cruzados, sabes que también los ataqué de vez en cuando; ya sabes, aprovechando que Abraxas se volvió mi tutor– dijo, lo último con una ligera sonrisa.

–En fin, tengo que volver a mi cita, Black no dejó de molestar durante casi 3 horas con que si podía venir y calmar tu enojo– terminó y se dirigió hacia la red flu; no lo había notado antes pero el aroma de Severus no era como el de los omegas comunes, era mucho menos más dulce.

Un par de minutos después, Sirius apareció con otra caja de chocolates, en ofrenda de paz.


Un hijo y el 60% de la herenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora