CAPITULO 24

169 23 0
                                    


-Dime querida como conociste a mi pequeño? -pregunto la mujer rechoncha con quién nos dejó Naruto para hablar con su padre.

-Es una larga historia-murmuro buscando una manera de salir del tremendo lío en el que me metí.

-Bueno tengo todo el tiempo del mundo-comenta ella con su sonrisa aún plasmada en sus labios.

Doy un suspiro profundo dándome por vencida, sabiendo que la mujer a la cual Naruto me presento como su nana no se dará por vencida hasta que pueda relatarle todo, cambiando algunas cosas por supuesto.

-Conocí a Naruto gracias a una víbora-digo de lo más normal, pero ella frunce el ceño en confusión.

-Una víbora; ¿cómo así? acaso la condenada te mordió y él te salvo? -pregunta con una pisca de miedo por su niño.

Lo pienso un momento, la víbora ósea sí logró morderme, aunque el salvador también salió lastimado.

Entonces la víbora también lo mordió, aunque no le puedo decir eso a su nana, puede que le dé un ataque cardíaco.

-Bueno sí el me salvo-relato con una sonrisa, ella suelta un suspiro de alivio.

-Luego? -me insta a continuar.

-Desperté en un hospital sola, jamás supe quién me salvo hasta más después-informó, aunque sé que es mentira.

-Luego a una semana asistí a una exposición de arte, pero nos llevamos mal de hecho le tiré una copa de champán en el traje, él fue tan grosero que me fui a casa hecha una furia-murmuro recordando mi enojo por lo idiota que fue Naruto ese día.

Su nana se acercó a la cocina preparando unas tazas que luego me ofreció ya que mi niño estaba jugando con el play de Naruto en su antigua habitación.

-En la tercera ocasión que lo vi todo fue diferente, me salvo de una horda de insectos asesinos sí así se los puede llamar, desde esa ocasión quedamos para encontrarnos cada vez que tuviéramos ocasión-relato lo que es verdad.

-Cuando lo conocí no tenía aún a mi niño, no conocía a Boruto; recuerdo cuando lo rescate de un montón de gente que quería lastimarlo, él era tan chiquito no tenía a nadie tampoco nada para comer y la gente lo perseguía precisamente por eso, por haber hurtado unas cuantas porciones de comida, me dolió tanto que hicieran eso con un pequeño niño, que no me tembló la mano para tirarle dinero en la cara, para amenazarlos-cuento recordando como me dolió ver a Boruto sólo e indefenso.

-La gente se fue dejándome a solas con él, era tan pequeño que sólo lloro de la tristeza; entonces viéndolo recordé a alguien importante en mi vida ;me dije que no podía dejarlo sólo así que me lo lleve a mi casa.-digo con una sonrisa.

-En esa ocasión compartía departamento con dos amigos, pero ellos se encariñaron tanto como yo; ahí fue donde Boruto siendo pequeño nos relató que pasó con sus padres; decir que el pequeño es un guerrero es poco aún sigue feliz, aunque sus inocentes ojos hayan visto la maldad de primera fila-murmuro con pena.

-Ver la muerte de tus padres creo que es demasiado traumático para un niño pequeño, desde ese momento me prometí no dejarlo sólo, cuidarlo como a un hijo, mi hijo-término de relatar, los ojos de la nana están tan húmedos, creo que yo también he llorado porque siento mis mejillas empapadas.

Agradezco que mi pequeño diablillo no está presente de lo contrario armaría troya por saber cuáles son las razones por la que lloro.

Un carraspeo de voz a mis espaldas hace que gire con una rapidez impresionante mis ojos se enfocan en las figuras de tres hombres, el señor mayor puedo deducir que es su padre, pero el otro hombre que parece ser de la misma edad que Naruto, el pelo negro a diferencia de Naruto y su padre sólo me produce curiosidad porque mi idea de quién sea.

El Juego de HinataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora