capitulo 14

4.5K 323 11
                                    

Me despierto sobresaltada pensando que lo que ha pasado ha sido un sueño. Miro a un lado y a otro sin comprender nada, hace un momento Valentina se ha encerrado en el baño para darse una ducha y ahora no está en la habitación, pero en cambio sí que percibo un delicioso olor a comida que me hace salivar.

Me estiro y me giro hacia la mesita y veo sorprendida que son las ocho de la tarde. Me he debido de quedar dormida en algún momento, y la verdad es que me siento como nueva.

Completamente desnuda, salgo de la habitación y me dirijo a la cocina para comprobar que ese olor es real.

Me encuentro a Valentina vestida con una de mis camisetas que le llegan por encima de las nalgas y el bóxer, moviéndose descalza por la cocina hasta que se detiene frente al horno y se agacha frente a él para comprobar lo que sea que ha metido.

La visión de su culo me parece tan tentadora, que en lugar de darme la vuelta y dirigirme al baño, me acerco a ella y coloco mis manos en sus caderas invitándola a girarse.

—Vaya, ¿la señora Valdés ya se ha despertado? —sonríe haciendo que mi corazón se agite.

—Sí, y no me llames señora Valdés, sigo siendo una señorita, aunque sea casi treintona.

—La treintona más sexi que he visto nunca entonces.

—No me hagas la pelota, por favor—digo tratando de disimular lo mucho que me ha halagado su cumplido.

Se pega a mí donde noto la creciente erección en sus bóxer, agarra mis nalgas con fuerza apretándolas para recordarme que todavía me escuecen un poco y da un pequeño mordisco en mi cuello que me eriza la piel de medio cuerpo.

—Me he tomado la libertad de preparar la cena, espero que no te importe, tengo mucha hambre.

—Claro que no, si llego a saber que también sabes cocinar, voy a esa mazmorra mucho antes—bromeo provocando que ella entorne los ojos.

—No, si además tendrás sentido del humor y todo—dice la muy cabrona—venga, ve a ducharte mientras acabo de preparar esto.

Cuando salgo de la ducha me encuentro con la mesa puesta. Sobre ella, una fuente de ensalada y una lasaña con una pinta que hace que me deje caer en la silla conteniendo las ganas de comérmela como un animal.

—He improvisado un poco con lo que tenías por ahí, que no es gran cosa, por cierto—añade con los ojos en blanco—espero que te guste.

—Estoy segura de que me encantará.

—Pues al ataque, que ya no aguanto más.

Sonrío y yo misma sirvo una buena porción para cada una mientras ella llena dos vasos de agua con la jarra.

—¿Por qué no me has despertado? —pregunto curiosa mientras cenamos.

—¿Estás loca? ¿Sabes lo relajada que parecías? Te hubiese dejado dormir una semana si hubieses seguido, yo habría vigilado el fuerte—dice mirando la casa en general.

—Gracias, Valentina.

—¿Por qué? —pregunta con la boca llena.

—Por todo, pero sobre todo por aguantarme. Como tú dices, soy la mayor zorra que ha pisado la faz de la tierra, un ser insoportable, en estos últimos días más que nunca, y tú siempre estás ahí, da igual que sea para echarme la bronca, castigarme o hacerme la cena. Estás.

—Me gusta estar—dice muy seria—y además he hecho algo más que la cena.

—¿Algo más? ¿Qué has hecho? —pregunto intrigada.

SEDUCIDA POR LA DOMINANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora