capitulo 4

5.9K 372 32
                                    

—¿Tenéis claro lo que hacéis aquí? —pregunta mirándonos a los dos.

—Pues la verdad es que no, Sergio contrató una sesión sin siquiera saber qué es esto—digo a modo de reproche mientras le observo.

—Es una sesión de iniciación, yo solo os pondré a prueba tratando de buscar vuestros límites para encontrar lo que os gusta y lo que no. Según tengo entendido, en vuestra ficha pone que buscáis añadir algo de emoción en vuestros momentos íntimos.

Mato a Sergio, lo juro por Dios, ¿cómo se le ocurre decirle a la mentecata esta que nuestro sexo es aburrido?

—Algo así—contesta él después de que yo lo arrase con la mirada.

—Bien, lo primero que hemos de hacer es definir una palabra de seguridad, eso significa que, si uno de los dos pronuncia esa palabra, automáticamente el juego se detiene. Aquí se viene a disfrutar, no a pasarlo mal, ¿de acuerdo?

—Sí—respondo sin apartar la mirada de ella.

—¿Tenéis pensada una palabra?

Yo ni siquiera tenía pensado venir aquí, y Sergio ahora mismo en lo único que piensa es en salir corriendo, así que supongo que me toca escogerla a mí.

—Secretaria—digo decidida.

—¿Disculpa? —pregunta ella alzando las cejas.

—Ya me has oído, la palabra de seguridad será secretaria.

—Ya me has oído, Valen, debes decir, esa insubordinación te cuesta cinco azotes.

—¿Qué? —pregunto estupefacta.

—¿Tienes miedo? —pregunta con toda la chulería del mundo.

En realidad, estoy cagada, pero si soy una zorra inflexible en el trabajo no puedo demostrar debilidad aquí, así que mantengo el tipo y le aguanto la mirada mientras contesto.

—Ni un poco.

Ella sonríe satisfecha con cara de no creerme y se gira hacia Sergio para hacerle la misma pregunta.

—¿Y tú?

—Un poco—titubea el muy capullo—¿va a doler mucho?

—Eso depende de cómo os portéis, de momento ella ya se ha ganado cinco azotes más por mentirme. Lo que ya suman diez.

—¿Por mentirte? —ladro indignada.

—Has dicho que no tienes ni pizca de miedo, pero eso no es lo que dice tu expresión corporal. Estás tensa y en alerta constante porque no sabes lo que va a pasar, y eso a una mujer tan controladora como tú la desconcierta por completo.

Será hija de puta, se supone que lo que pasa en el trabajo debería de quedarse allí, pero ya me ha soltado la primera puyita sin venir a cuento. Tomo nota mental y aguantó estoicamente, si quiere azotarme que me azote, pero no pienso darle el gustazo de gritar, y mucho menos de soltar una maldita lágrima. Se va a enterar esta de quién soy yo.

—Como ya está todo aclarado, vamos a comenzar. Lo primero que quiero que hagas es que tú—dice señalándome—le quites toda la ropa a él. Si no queréis estar completamente desnudos, podéis usar algunos trajes que tenemos aquí que solo dejan al descubierto vuestras partes más vulnerables —dice tocando la polla de Sergio con la fusta.

Él da un respingo y palidece, y yo, que ya no puedo más, me pongo a reír a carcajadas sin poder contenerme.

—¿De qué te ríes? —me pregunta Valentina pasando la fusta entre mis pechos hasta llegar a mi pubis y conseguir que mi sexo haga palmas.

SEDUCIDA POR LA DOMINANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora