capitulo 5

6.3K 385 12
                                    

En cuanto la puerta se cierra miro a Valentina sin saber muy bien qué hacer. Ella se acerca, de nuevo con la fusta en la mano y la pasa por mi abdomen hasta detenerla sobre mi sexo.

Nunca me había sentido arder del modo que lo estoy haciendo ahora, no sé qué mierda de sesión hemos contratado, pero yo sé que en estos sitios te penetran con falos y otros tipos de juguetes, y yo estoy tan cachonda que es lo único que deseo, correrme.

—¿Qué vas a hacerme? —pregunto agitada.

—Eso depende de ti, ¿qué te gustaría que te hiciese?

—Necesito más, Valen.

No siento ni vergüenza cuando creo que debería hacerlo, pero estamos en un lugar en el que yo pago por un servicio y ante mí tengo una profesional que se supone que debe enseñarme a disfrutar del sexo de otro modo, pero mi acompañante ya no está.

—¿Más azotes? —pregunta provocativa.

—No, azotes no.

—Pero sabes que te los has ganado y debo dártelos, ¿te niegas a recibirlos?

—No, pero necesito liberarme, tengo algo aquí—digo apretando las piernas.

—Vuelve a ponerte en el potro, pero esta vez mirando hacia arriba.

Me siento de inmediato y me tumbo hacia atrás mientras ella se acerca a una estantería. Cuando vuelve no veo bien lo que lleva en la mano, hasta que la aparta de su cuerpo pero veo que lleva puesto un arnés con un falo del mismo tamaño que la polla de Sergio. Cuando se va acercando. ¡Espera no es un arnés es una polla de verdad ósea que valentina mi secretaria tiene polla y nunca en la vida me había detenido a ver eso! Y es tan o más grande que la de Sergio.

Mi sexo comienza a arder de deseo y una desesperación por sentirla dentro comienza a recorrerme con ansia. Ella no me dice nada, se mantiene ahí de pie, observando mi cuerpo desnudo mientras observo cada línea del suyo embutida en ese traje que la convierte en alguien arrebatadoramente apetecible. Jamás había pensado en Valentina de este modo, ni de este ni de ninguno porque lo único que suelo pensar cuando la veo es en por qué cojones no la despido.

Pero ahora no es Valentina, es Valen, y quiero que Valen me folle hasta dejarme seca.

—Abre las piernas—ordena como si leyese mi pensamiento.

Obedezco de inmediato y me abro todo lo que puedo. Sería mucho más cómodo estar en la cama, pero no es lo que quiero, eso ya lo tengo en casa, este potro en el que antes ha torturado mi culo me parece perfecto.

—¿Tienes algún problema si introduzco esto en tu ano?

Me enseña un diminuto juguetito que tiene un diamante en la parte final. Jamás he probado nada parecido, nunca han profanado mi agujero trasero ni es algo que haya echado en falta, pero estoy tan cachonda ahora mismo que le pienso decir que sí a todo con tal de que me folle de una vez. Además, para eso he venido, ¿no? Para experimentar, pues experimentemos.

—Me parece bien—concedo carraspeando.

—En ese caso date la vuelta primero.

Mierda, con lo bien que estaba. Me giro de inmediato y adopto la misma posición que antes, solo que con las piernas separadas. Zas, un cachetazo que no me espero, pero cuento.

—Uno—digo sin comprender nada.

—Quizá ahora pienses que no, pero esto ayudará a aumentar el placer, confía en mí. Zas.

—Dos.

Al menos ahora me está pegando en la otra nalga, pero la fuerza es la misma. Se detiene un segundo, y cuando pienso que va a llegar el tercero, su dedo se abre paso entre mis nalgas y empapa mi agujero con lubricante.

SEDUCIDA POR LA DOMINANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora