amortentia ♡ severus snape ✓

EPILOGUE

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Mayo, 1988

Los rayos del sol entraron por la ventana dándole justo en el rostro a la mujer con cabello rubio de veintiséis años, sin embargo, esta simplemente soltó un quejido mientras se daba la vuelta en la cama para así darle la espalda a la ventana.

Justo cuando ya estaba a punto volver a su profundo sueño la puerta de la habitación se abrió y dos pequeñas figuras entraron por esta; el primero se trataba de un niño de ocho años y la segunda era una niña de siete años, ambos de ojos azul celeste.

—¡Mamá! ¡mamá¡ ¡despierta!—exclamaron ambos niños mientras se subían a la cama y comenzaban a brincar sobre esta—¡ya amaneció! ¡y papá te esta esperando abajo!

—¿Qué su padre qué?—pregunto Blair mientras se sentaba en su cama y comenzaba a frotarse los ojos con los nudillos de sus dedos.

Ambos niños se miraron entre ellos con los ojos abiertos y expresiones asustadas, como si hubieran dicho algo que no tenían que decir, se bajaron rápidamente de la cama y salieron de la habitación, dejando a la mujer Lestrange más confundida que antes. 

Blair se puso de pie aun estando adormilada y se encamino hasta el cuarto de baño, una vez ahí se deshizo de su ropa para tomar una ducha con agua fría, ya que no le gustaba ducharse con agua caliente a menos que estén en invierno. 

Quince minutos después salió del baño con una toalla alrededor de su cuerpo y comenzó a vestirse, ese día era domingo por lo que no tenía que trabajar, casi nadie del Ministerio de Magia trabajaba los domingos. Se puso unos simples jeans muggles oscuros con una blusa blanca y se dirigió al espejo para peinarse. 

Observó su reflejo en el espejo, realmente no había cambiado demasiado con el paso de los años; solo era unos cuantos centímetros más alta, sus facciones estaban un poco más marcadas y tenía un poco más de busto, pero esto ultimo se debía a que había pasado por dos embarazos anteriormente. 

Su cabello rosa había desaparecido, luego del 31 de Octubre de 1981, Blair había decidido cerrar esa etapa en su vida y teñirse de rubia, pero dejo su cabello igual de corto. 

Tan solo una semana después de la muerte de los Potter y de que llevarán a Sirius a azkaban, los aurores atraparon Rabastan, Rodolphus y Bellatrix Lestrange, a quienes ya estaban buscando desde que torturaron a los Longbottom hasta dejarlos en la locura e internados en San Mungo.

Los tres Lestrange tuvieron el mismo final que Sirius Black. 

Blair había intentado ir a visitar a su mejor amigo y a sus hermanos mayores en azkaban, era una auror así que tenía el permiso. Sin embargo, cuando trato de hacerlo Fudge se lo impidió, alegando que no podían arriesgarse a que los liberará. 

Cuando la rubia terminó de peinarse acomodó las cosas en el tocador y salió de la habitación, apenas piso el ultimo escalón de las escaleras y el sonido de al menos cuatro personas tocando la guitarra llegó a sus oídos. 

Confundida entró al comedor, encontrándose con su esposo acompañado de otros cuatro hombres, quienes se encontraban tocando la guitarra. Observó con más detenimiento a Severus y se dio cuenta que en sus manos sujetaba un ramo de rosas junto a una caja de chocolates.

—Pero...—la mujer Lestrange intentó formular las palabras mientras se acercaba hacia su esposo—¿Qué es todo esto?

—Hoy es nuestro aniversario de diez años...—murmuró Severus, la ex-Hufflepuff abrió los ojos como platos al escuchar aquello, provocando que el hombre Snape soltará una pequeña risita y dejará un corto beso en sus labios—Se que lo olvidaste pero no te preocupes, has estado muy estado muy ocupada con todo tu trabajo, confieso que a mi también se me había olvidado pero la semana pasada vi el calenderio y lo recordé. 

—Enserio lo siento—Blair hizo un pequeño puchero—Te prometo que te lo recompensaré. 

Severus volvio a soltar una risita y se inclino para volver a juntar sus labios con los de su esposa mientras escuchaban el sonido de la serenata de fondo. 

—Te prometí que algún día te traería serenata, un ramo de rosas y una caja de chocolates—murmuró el hombre Snape mientras se separaban del beso—Y hoy es ese día. 

La mujer Lestrange estaba a punto de abrir la boca para decir algo, pero fue interrumpida por las palabras de su hija.

—¡Mamá! ¡papá! ¡miren!—ambos adultos vieron con una pequeña sonrisa como su hija se acercaba hasta ellos y les entregaba un dibujo, el cual se trataba de un pequeño frasco que contenía un liquido amarillo que al parecer brillaba, era un dibujo realmente lindo. 

—Esto es precioso, cariño—exclamo la rubia regresando su mirada a su hija—Se que es una poción, pero no recuerdo muy bien cual.

La pequeña Ivette sonrió ampliamente para después decir el nombre de la poción que había dibujado: —¡Es la Felix Felicis! 

FIN