9

105 4 2
                                    

No pude dormir en toda la noche, mi cabeza era un torbellino de ideas acerca de lo que pasó, hoy empezamos a grabar y quería estar descansado pero bueno, no se puede tener todo en la vida.

Fui a la cocina a tomarme un café bien cargado, lo voy a necesitar mucho, Clive ya estaba ahi, y por lo que se notaba, tenía resaca.

- Buenos días Clive.

- Hola Steve, ¿estás bien? - ¿De verdad mi cara era tan mala?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Parece que no dormiste en los últimos 5 años.

- Estoy bien, sabes que hoy comenzamos con el álbum y creo que estoy un poco nervioso, es todo.

- No creo que haya de qué preocuparse, Bruce es un gran cantante. Estoy seguro de que hará un buen trabajo.

- Clive, ¿tú conociste mucho a Bruce cuando estuvieron juntos en la otra banda?

- ¿Samson? Pues no al cien por ciento pero sí llegamos a contarnos algunas cosas, ¿por qué lo preguntas? ¿Pasa algo?

Bien, no sabía como decirle esto a Clive, me daba un poco de vergüenza pensar en lo que pasó en la madrugada, sobre todo lo del beso... Quizá Bruce sí estaba un poco ebrio, o quizá sólo lo hizo para fastidiarme... Aquí vamos otra vez a sobre pensar las cosas.

- ¿Steve?

- Es que él... 

- Buenos días. - Bruce iba llegando con su misma sonrisa cínica en su rostro, me miraba como si nada. - Vaya Steve, veo que no has pasado buena noche, ¿todo está bien?

Si nunca han conocido a una persona descarada en su vida, les presento a Paul Bruce Dickinson.

- Estoy bien Bruce, gracias por preguntar. - Dije en un tono sarcástico mientras Clive fruncía el ceño, él sabía algo que después tendría que contarme.

- Parece que a los rubios se les quedaron pegadas las cobijas, iré a despertarlos. - Nuestro baterista se levantó dejándome con él, maldita sea.

- En serio no te ves muy bien, ¿te quedaste con ganas de más anoche, Harris?

- ¡Cómo te atreves! - Me levanté a toda velocidad alejándome de él, pocas cosas me han asustado en mi vida y Bruce era una de ellas.

- ¿Me vas a decir que no te gustó? ¿Y entonces por qué reaccionaste así, eh? - Algo dentro de mí volvió a erizarse, ni siquiera Lorraine me causaba esto... No sé que sea, pero comenzaba a gustarme. - Lo sabía.

Subí a tratar de darme una ducha con agua fría porque las horas que no dormí comenzaban a salir a flote y comenzaba a darme sueño, Clive y los muchachos bajaban las escaleras riéndose. Justo cuando llegué al baño Bruce me abrió la puerta.

- ¿Qué pretendes, eh?

- Yo... Nada. Tal vez es un escarmiento para que dejes de meterte en mi vida.

- ¿Meterme en tu vida? ¡Estás engañando a una chica que te ama! ¿Cómo puedes ser tan desgraciado?

- Stephen Percy Harris, siempre creyendo que tienes la razón. - Cortó la distancia entre ambos, esto se convertía en una situación de riesgo. - De nuevo te lo digo, aléjate de mí y estarás bien. - Besó mi cuello y yo me paralicé. - O no querrás que la bella Lory se entere de esto, ¿o si?

Otra vez estaba en la misma situación de la madrugada, estaba tan duro que el pantalón comenzaba a molestarme. Bruce seguía besando mi cuello hasta que comenzó a desabrocharme el pantalón, cerró la puerta del baño y yo ni siquiera me inmuté. De repente acariciaba mi erección mientras me miraba con esa superioridad que lo caracterizaba.

- Bru... Bruce basta. - Cerré los ojos tratando de controlarme, pero no podía.

- Déjate llevar. - Llevé mi mano a su miembro y él también ya estaba duro. Me puse muy nervioso, pero era a la vez una sensación tan placentera que no quería que terminara.

Comencé a acariciar el miembro de Bruce por debajo de su pantalón mientras reprimía las ganas de gemir, me dejé llevar como él me lo dijo y lo besé, lo besé salvajemente mientras seguíamos jugando, de repente no me importaba que el resto de la banda estuviera en la cocina.

- Mmm jefe, no sabía que detrás de esa figura de autoridad se escondiera un Arry así.

-¿A qué te refieres?

- Sumamente caliente. - Bajó y tomó mi erección con su boca, comenzó a succionar haciéndolo tan bien, desgraciado, ahora veo por qué tiene a su lista de chicas. Me mordía los labios mientras me sentía en el cielo, estaba a punto de venirme cuando se detuvo y se levantó.

- ¿Qué haces? - Lo miré totalmente desconcertado.

- Es una prueba de que no te metas en mis asuntos, o de lo contrario, me veré obligado a enseñarte quien manda. Ahora, más vale que te apures a ducharte o se nos hará tarde, disfruta tu baño. - Salió riéndose y yo golpeé la pared de lo enojado y también adolorido que estaba... ¡Maldito Dickinson! Pero lo que más me daba pesar era mi novia, ¿qué necesidad tenía yo de seguirle la corriente cuando la tenía a ella y nos amábamos? No sé como voy a mirarla a los ojos ahora, ella confía en mí y yo haciendo estas cosas.

Terminé de ducharme, me vestí y ellos ya me esperaban, muy bien aquí vamos con esta pequeña tortura...

Hell On EarthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora