El día de la independencia

417 40 12
                                    


*

Días después del lanzamiento, Marcela y Patricia dejaron Ecomoda una vez que Armando rompió definitivamente con ella, justo antes de la colección liderada por Beatriz, quien se encontraba a la cabeza de la compañía.
–No, no, no Marcela, si tú te vas de la empresa yo me voy contigo, me voy contigo, ¿Me oíste? Yo no tengo más nada que hacer aquí...
Eran las palabras de la  peliteñida, como les decían las chicas del cuartel. Marcela primero se rehusó a la idea, pero finalmente accedió a que la acompañara, pues inconscientemente sabía que únicamente se tenían la una a la otra.
–Aich, está bien, Patricia. Pero larguémonos de una vez, no soporto estar aquí un minuto más. Que se pudran todos, pero en especial Armando.

Por otro lado, Beatriz estaba muy sentida con Armando, el engaño y su venganza hicieron aparecer en ella una personalidad mucho más potente, seria y quizás mucho más dura; es decir, ya no se dejaba avasallar por nada ni nadie, así que a pesar de que seguía sintiendo atracción física y emocional por Armando no se lo demostraría, sobre todo ahora, que últimamente estuvo coqueto más de la cuenta con Alejandra Zing.
Pero su vida estaba dando un giro radical, a sus casi veintisiete años de edad al fin tuvo el valor para enfrentar a su padre e irse de la casa donde siempre vivió, no como un acto de rebeldía, sino como un acto de madurez, libertad y responsabilidad. Para sus padres, sobre todo para Hermes, resultó una decisión muy difícil de aceptar, sin embargo, el verla tan decidida y segura de sus determinaciones les entregó un poco de tranquilidad, aunque no del todo, pues ella siempre sería su bebé.
–¡¿CÓMO QUE NICOLÁS SE VA DE COMPAÑERO DE PISO CON USTED, MIJA?! No olvide que ¡EL DIABLO ES PUERCO!
–Ay, papá, cómo es posible que pueda desconfiar así de él y de mí. Usted sabe de sobra que nosotros nos queremos como hermanos. Jamás podría pasar algo romántico entre nosotros.
De igual modo, pasó un lapso importante de tiempo para que Hermes pudiese digerir la noticia y resignarse a que su niña hace mucho tiempo que tenía ganas de independizarse, pero por sobre todo, hace mucho que había dejado de ser una niña.
Armando al ver que Beatriz ya no quería saber nada de él y que, además estaba dispuesta a olvidarlo, decidió darse una oportunidad con Alejandra, así que meses después de su convenio con Ecomoda, él decidió ir a su búsqueda en Venezuela...

Betty y Nico llevaban un poco más de seis meses viviendo juntos; con el dinero ganado en Ecomoda y algo de ahorros pudieron comprar un departamento para ambos en el centro de Bogotá. Este era un departamento muy moderno y amplio, aunque a Betty le hubiese gustado que fuera uno mucho más sobrio, sin embargo, Nicolás le recordaba que ellos nacieron para darse la buena vida, que al fin y al cabo lo merecían  debido a todo su esfuerzo juntos. 

Hace una semana estaba siendo un día como cualquier otro antes de irse a trabajar, Beatriz estaba leyendo el diario y en la parte de los anuncios encontró que una universidad se encontraba dictando un doctorado en finanzas de comercio, pero esta universidad no estaba en la capital, si no que en la hermosa ciudad de Cartagena.
Esto se presentaba para ella como la gran oportunidad que esperó por mucho tiempo. Siempre supo que lo único que en la vida le presentaría oportunidades era el estudio y el trabajo, por eso desde muy niña amó el estudio y ahora que era tan exitosa como presidente de una de las empresas más importantes de toda Bogotá, por supuesto que quería seguir expandiendo su conocimiento en finanzas de comercio, pues lo suyo nunca había sido la moda hasta hace muy poco.
Estuvo muchísimo tiempo pensando en esta posibilidad de irse a otra ciudad, aunque fuera por un par de meses. Luego de meditarlo muchas noches con su almohada decidió contárselo a Nico una mañana antes de ir a trabajar:
–Mire, Nicolás, quería comentarle de algo que encontré hace unos días atrás, es un anuncio de doctorado en finanzas comerciales, se comenzará a dictar en dos meses y aún quedan vacantes. Hace tiempo que quiero especializarme más en comercio, ventas, etc. Es la oportunidad que andaba buscando. –mencionó entusiasmada.
–Ay, Betty, ¿pero revisó bien si no es algo que usted ya estudió? Usted sabe que a estos tipos les encanta crear nombres extravagantes y hacer pasar gato por liebre...
–En dado caso, Nicolás, creo necesario tomarme las vacaciones que Ecomoda nunca me dio, fue un año y algo más en que jamás me permití tomar un descanso, si al llegar a Cartagena con la documentación me doy cuenta que ese doctorado no es para mí, yo veré qué hacer. En ese lugar jamás falta algo por hacer. Además, creo que ya lo pensé suficiente y es tiempo de pensar en mí. 
–Eso quiere decir que... ¿Me quedaré al frente de Ecomoda? – espetó emocionado, soltando una risa característica.
–Claro que sí, Nicolás, eso no tiene ni que preguntarlo. Usted es el único capaz de hacerlo y quién siempre ha tenido toda mi confianza. – Betty se levantó de la mesa y le dio un abrazo caluroso a Nicolás. Luego  de unos segundos continuó — bueno, creo que debemos irnos.
–Betty, Betty, entonces, desde ahora usted debería llamarme doctor Mora, vicepresidente de Ecomoda. – dijo riendo.

Cartagena, tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora