Capitulo VIII

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Un día brillante y caluroso, con la dulce sinfonía del cantar de los pájaros y como cereza del pastel, era viernes, era el día más esperado por estudiantes y algunos trabajadores pero para Akutagawa no lo era del todo.

—¡Ryuu!— entro eufórica Gin alargando la u y azotando la puerta del cuarto de su hermano.— ¡Hoy es el día!.

—Es muy temprano para gritar Gin.— respondió de mala gana el pelinegro, aún se encontraba metido en su cama y con el grito de su hermana hizo que tapara sus oídos con la almohada.

—Ya es de día Ryuu.

Akutagawa miro a Gin de reojo— ¡Vaya! ¿Enserio?, no lo había notado.

La sonrisa de Gin tembló por el comentario sarcástico de su hermano pero no dejo que desaparezca, se acercó a la cama en dónde se encontraba Akutagawa, este al escuchar los pasos de su hermana, se tapo completamente con las cobijas.

—Ya es hora de levantarse.

—¡No quiero!.

—Tienes que ir a la universidad.

—Mañana.

—Mañana es sábado.

—Por eso.

Gin se golpeó mentalmente, su hermano se estaba comportando más borde de lo que era, con fuerza quitó las cobijas que cubrían a su hermano y también la almohada que cubría su cabeza, no sin antes darle un golpe con esa a Akutagawa.

—Date un baño, arréglate y baja que el desayuno esta listo.— habló Gin para luego dejar solo a Akutagawa.

Akutagawa, a regañadientes , se levantó de su cómoda cama, se ducho y se vistió con su  ropa clásica, que mayormente era de tonos oscuros. Su vista se dirigió hacía una esquina de su cuarto en dónde estaba un cuadro forrado con papel kraft.

«Asi que, hoy es el día» pensó Akutagawa mientras guardaba el cuadro junto con sus demás materiales universitarios. Al bajar, Akutagawa fue recibido por una sonrisa por parte de Gin, quien ya estaba sentada en la mesa, no había probado bocado ya que esperaba a su hermano para comer juntos.

Akutagawa se sentó y comenzó a desayunar en un silencio tranquilo, después de terminar su desayuno, se lavo los dientes, cogió su maleta, abrió la puerta pero antes de salir fue parado por su hermana que dijo:

—¡Ryuu, buena suerte!

Akutagawa solo asintió con la cabeza.

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A diferencia de la mañana de Akutagawa, la de Atsushi fue más turbulenta, se había quedado dormido más de la cuenta, la noche anterior tuvo un cliente complicado, pues además de haber entrado cuando faltaban cinco minutos para cerrar, se había quedado mucho tiempo adentro y no quería irse. Atsushi había buscado palabras para decirle al cliente que ya deben cerrar pero el cliente tenía una mirada afligida que hizo que el peliblanco se sintiera algo apenado.

No fue hasta que el señor Fukuzawa se acercó al cliente y dijo:

—Disculpe, mi subordinado y yo necesitamos dormir, si quiere le dejo la botella gratis pero por favor retírese.

Aquel cliente con pesadez y protesta salió del bar, no sin antes llevarse la botella de ron con él, después que Atsushi cerrara completamente Fukuzawa nuevamente hablo.

—No temas en ser severo, de vez en cuando se necesita serlo, hasta mañana Atsushi, cuídate.

Otra vez Atsushi se sintió regañado.

Rosas Negras [𝑺𝒉𝒊𝒏 𝑺𝒐𝒖𝒌𝒐𝒌𝒖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora