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Después de tantas noches regresando a casa derrotada y decepcionada, finalmente había cambiando su suerte, caminaba tranquilamente con la compañía de Lisa a su lado, la mas alta sujetando una de sus manos como si aquello fuese lo mas natural del mundo, se sentía increíble.

Tal y como lo mencionó, su casa se encontraba a pocos minutos del lugar, por lo que rápidamente llegaron a su destino.

-Tienes un hogar realmente acogedor, ¿vives aquí tu sola?- no le gustaban ese tipo de preguntas, mucho menos las que iban destinadas a conocer su vida personal, su intimidad.

-Si

-Desearía tener tu misma suerte- la despreocupada chica se recostó sobre el sofá, su rostro se encontraba pensativo ¿acaso buscaba entablar algún tipo de conversación acerca de la vida? porque ella tenía varios planes mejores a ese.

Antes de que el ambiente se convirtiese en una sesión de terapia, Jennie tomó el extremo de su propia blusa para quitarla sobre sus hombros, obteniendo así la completa atención de la chica, quien se enderezó inmediatamente, su cuerpo ahora firme sentado sobre aquel sofá color crema que tanto odiaba.

Sin siquiera dejarla reaccionar se posicionó sobre sus piernas, besando a la chica de forma desesperada, volviéndose difícil para la contraria el seguir el ritmo de la castaña.

Las manos de Jennie comenzaron a desprender uno a uno los botones de aquella camisa que tan bien le sentaba, impaciente por descubrir lo que se ocultaba debajo de la holgada prenda, deteniéndose unos segundos cuando finalmente sus ojos se toparon con la imagen de sus pechos desnudos.

Aquella noche Lisa había decidido que no se limitaría a la incomodidad de un estúpido corpiño, claro que no imaginó que su noche terminaría de esta forma.

En cuento a Jennie, ella tuvo que mantener la compostura y confiar en su fuerza de voluntad, no podía echarlo todo a perder por sus impulsos.

Sin mas, tiró del cuello de la camisa de la chica, obligándola a incorporarse, para luego entrelazar sus manos, obteniendo como repuesta una mueca de confusión por su parte, pero de igual forma sin protestar, siguiendo a la castaña hacia donde sea que esta la llevaba.

Su preocupación se hizo presente cuando sus pasos comenzaron a guiarla hacia una puerta al final de un pasillo. En el camino ambas habían dejado otras dos puertas atrás, una de ellas se encontraba abierta y pudo imaginar, al menos por lo que se encontraba en el interior, que se trataba de la habitación de Jennie, siendo así, ¿a dónde la estaba llevando?

Cuando sus pasos finalmente cruzaron aquella puerta con lo primero que se topó fue con una pequeña escalera que las llevaría a ambas varios metros abajo, en su interior varias señales de alto gritaban para que se detenga.

Pero no lo hizo, en cambio, continuó bajando uno a uno cada escalón, sorprendiéndose gratamente de que, lo que en un principio podría asumir que se trataba de un viejo y sucio sótano, estaba en perfectas condiciones, muy lejos de ser un sitio abandonado o poco utilizado.

El sitio se encontraba equipado como si fuese una habitación más de la casa, el color blanco predominaba, haciendo que la percepción del lugar fuese impoluto y limpio. En el centro se ubicaba una cama en la que perfectamente podrían caber tres o cuatro personas, el cabecero de esta era de color negro, al parecer de hierro, pero le brindaba un toque elegante al resto del lugar, al igual que casi todo lo demás, sus sabanas blancas parecían recién colocadas allí.

-¿Qué es esto Jennie?- finalmente se decidía a cortar con el silencio en busca de aclarar sus dudas, la chica la observo como si no entendiese a que venía aquella pregunta.

-Mi habitación, ¿no es obvio?- se sentía una tonta por hacer aquella pregunta, la castaña tenía razón, la repuesta era obvia.

-Si, lo siento, debí asumirlo.. es solo que me pareció extraño que se ubique en esta parte de la casa, solo eso.

-No siempre conviví sola aquí, antes compartía el espacio con mis dos hermanos y ellos tomaron rápidamente las habitaciones de la planta alta, por lo tanto esto fue lo que quedó.. ya sabes, sacrificios de ser la hermana mayor.

Su respuesta fue rápida y restándole importancia, lo cual hizo que Lisa confiara en su palabra sin siquiera dudarlo, quizás aquello fue muy ingenuo de su parte.

Psychopath-JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora