Luz del mañana

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Los sábados la mayoría de las personas suele dormir hasta tarde, algunos se paran muy temprano para disfrutar del día

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Los sábados la mayoría de las personas suele dormir hasta tarde, algunos se paran muy temprano para disfrutar del día... yo solía empezar a dormir cuando la luz del sol empezaba a salir pero el compromiso me hizo tener que posponer mi sueño para después.

—Me alegro de que hagas más amigos —dijo Mamá dejándome en las canchas— llévate el almuerzo y usa bloqueador.

Cuando solo tienes dos amigos por los trece años de vida escolar es razonable que tus padres se empiecen a preocupar.

—Si mamá —asentí a la pelinegra para besar su mejilla antes de que continuara.

Me bajé para ver ya a dos morenos en las canchas pasándose el balón.

—¡Tim si viniste! —exclamó Caleb emocionado llegando a mi para abrazarme con medio abrazo.

Me aparté un poco incómodo ante su afecto físico, muy común en latinos según Gabo.

—Claro que si yo no rompo contratos— me quedé observando al otro chico.

Uno ochenta y tres probablemente, piel morena y unos ojos azules encantadores, se notaba que tenía una discapacidad auditiva pues tenía implantes cocleares sin embargo no era lo que más destacaba de él... era su rostro perfectamente simétrico.

La palabra atractivo se quedaba corta ante tal imponente ser frente a mi, uno con el que me presentaría de no ser por este estupido sentimiento confuso que yacía en mi y que al ver al dios frente a mi no se presentó.

—Ah el es Autumn, es el primo de mi primo —explicó— bueno no son primo en realidad, dejémoslo en que somos familia.

—Complicado —apoyó el moreno con su peculiar voz— puedes llámeme Oti.

—Un placer Oti, soy Tim —me presenté estrechando manos, con suerte y se presentaba algo como con Cal... nada, pura decepción.

—<Cupido> —le dijo al moreno en lengua de señas.

—<También pero prefiero más mi nombre> —añadí generando una sonrisa en ambos.

Me sabía perfectamente el lenguaje de señas pues me lo habían enseñado cuando era pequeño y me dignaba hablar, tiempos complicados para mis madres.

—De acuerdo Tim —asintió Oti con una sonrisa pequeña.

—Bien los demás no tardan en llegar así que porque no iniciamos unas rondas —sonrió Cal— me puedes pasar a mi pero al futuro olímpico lo dudo.

—Olímpico —le miré confundido.

El chico solo negó con una pequeña risita, empezamos calentando un poco para practicar y no mentía el chico era veloz, al parecer era un gran corredor.

Poco a poco fueron llegando las personas, entre ellos Padi que era una cara conocida y el tal Matt.

Nos pusimos a entrenar, por lo que decía Cal quería entrar a una liga de competencias... no entendía para que si él ya competía con el de la escuela.

Cupido no se enamora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora