⤷ ᴅɪᴇᴄɪᴏᴄʜᴏ ♡·₊̣̇

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Era muy temprano en la mañana, el sol seguía escondido y la ciudad seguía tranquila. Los tres estaban despiertos y terminando el desayuno. Durante las vacaciones de verano los mayores decidieron ir a Daegu, con la abuela de Yoongi específicamente.

Esperaron la fecha con emoción por poco más de un mes, era una sorpresa para Namjoon. Un día el rubio mencionó que le gustaban esas cosas grandes con muchas cosas verdes, pronto le explicaron que eran árboles. El menor expresó su tristeza por la escasez de estos, viviendo cerca del centro de la ciudad, debían ir a parques o alejarse del centro para poder estar en zonas verdes.

Por eso irían a la granja de los Min. Tenían la costumbre de visitar a la abuela del azabache muy seguido, especialmente desde la muerte de su abuelo, pues largos periodos de soledad no le sientan bien a nadie. Subieron la maleta con la ropa de los tres a la cajuela y entraron al auto para partir. Namjoon no sabía hacia dónde iban, por lo que su curiosidad era tan grande como su emoción. Mas eso no quitaba la falta de tiempo para dormir, bostezaba seguido y se forzaba a mantenerse despierto.

— Duerme un rato más —sugirió con cariño el castaño desde el asiento del copiloto.

— ¿No puedes venir acá atrás conmigo, Hobi? —pidió tallando su ojo derecho con su puño. Para dormir cómodamente necesitaba, al menos, uno de sus mayores.

Jung ignoró a Yoongi cuando le dijo que iba orillar el auto para que se pasara al asiento trasero como una persona decente y se brincó por el espacio de en medio, durante el proceso el azabache estampó su mano contra el trasero Hoseok, quejándose porque parecía un niño.

— Así me amas —finalizó el castaño mientras se acomodaba con Namjoon en el asiento para ambos poder dormir un rato.

La suave música de fondo y el sonido de los autos al pasar sirvieron de arrullo para caer dormidos nuevamente. Despertaron cuando el camino comenzó a ser imperfecto y sacudía al vehículo cada tanto, dejando saber que estaban entrando a la zona rural. Min maniobró el volante para esquivar huecos profundos hasta llegar a la propiedad de su abuela.
Namjoon, al estar más dormido que despierto, no había notado lo bonito que se veía a la distancia. Todo estaba pintado de verde.

— Ya llegamos, dormilones —anunció luego de casi cuatro horas de viaje.

Entonces el rubio asomó su mirada por la ventana, observando muchos árboles y arbustos a la distancia. Exhaló emocionado por lo que veía, se apuró a bajar al mismo tiempo que se ponía el gorro para cubrir sus orejas y uno de los mayores escondía la cola dentro de la chaqueta.

— ¿Dónde estamos? —cuestionó entusiasmado, reprimiendo las ganas de correr a explorar todo a su alrededor.

— En casa de mi abuela —respondió Yoongi sacando las maletas de la cajuela antes de tomar la mano del híbrido y llevarlo consigo hasta la vieja casa que aún se mantenía bien cuidada, golpeó la puerta varias veces antes de gritar—: ¡Abuela, soy Yoongi!

La puerta se abrió de golpe, casi dando contra la cara del azabache, dejando ver a una señora de edad avanzada con el ceño fruncido y las manos en la cintura, mirando amenazadoramente a su nieto.

— Agradeceré el día en que cuando llegues, llames a la puerta como una persona decente —comenzó a quejarse—. Dejó de ser adorable cuando cumpliste 10 años, deja de ser ridículo —continuó reclamando mientras abrazaba a Hoseok para saludarlo—. Cada vez estás más guapo, Hoseokie —halagó palmeando su mejilla.

Se detuvo por un instante al notar a Namjoon entre ellos, quien tenía la mirada baja por culpa de la timidez, la mujer se acercó para presentarse y animó al rubio a hacer lo mismo. Esta vez, se presentó con el apellido que eligió su profesor para él. Entraron a la casa y se reunieron en la sala mientras el mayor dejaba las cosas en la habitación de invitados. 

Hoseok y la señora hablaban amenamente, intercalando entre la vida de ambos para poder saber todo lo sucedido durante su ausencia.

— ¿Y tú de dónde saliste? —se interesó HyoJin por el chico silencioso.

— Es un amigo de la agencia —se adelantó Jung y volteó a ver al menor quien asintió para darle la razón.

— Sí tiene pinta de modelo —concedió al escanearlo—, pero eres muy tímido, cariño.

Cada vez que ellos iban siempre hacían lo mismo, Hoseok ayudaba en reparaciones que HyoJin le pedía y Yoongi solía perderse entre los sembradíos, cosechando o sembrando, disfrutando estar entre las plantas

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Cada vez que ellos iban siempre hacían lo mismo, Hoseok ayudaba en reparaciones que HyoJin le pedía y Yoongi solía perderse entre los sembradíos, cosechando o sembrando, disfrutando estar entre las plantas. Pidió a su abuela "ropa de trabajo", ella guardaba las prendas viejas que iban pasando entre familiares para poder ir a trabajar en el jardín. Min llevó a Namjoon con él a la habitación para ayudarlo a vestirse y salir y ver qué hacer.

— En la mañana prepararon los surcos —avisó la mayor al entregarle la bolsa con semillas.

Namjoon siguió a Yoongi, observando las pequeñas plantas brotando de la tierra hasta que hubo una parte donde únicamente había hileras de tierra. Al regresar su atención al contrario notó que se estaba quitando los zapatos y calcetines para quedar descalzo.

— Me gusta sentir la tierra —le explicó.

Nunca temió a los insectos del jardín, de niño andaba sin zapatos corriendo por todos lados y mirando a las arañas huir de él. Disfrutaba tanto sentir el césped y la tierra que los regaños de sus padres y de su abuela valían la pena.

Namjoon se deshizo de los propios enseguida queriendo saber qué se sentía. Pronto notó la humedad en las plantas de sus pies y la tierra escurriéndose entre sus dedos. Comprendió por qué a Yoongi le gustaba. Comenzaron a sembrar, dejando caer una semilla y cubriéndola de tierra con el pie, entre los dos terminaron pronto. Namjoon al finalizar se sentó en una orilla y tomó tierra entre sus manos, apreciando su textura y amando su olor.

Min lo llevó a la parte donde tenían los árboles de manzanas y el menor decidió abrazar el tronco percibiendo la aspereza contra su piel. Acarició hojas caídas y apreció las manzanas de todos los tamaños colgando entre sus ramas. Namjoon se había enamorado de aquel lugar por completo. Se sentaron a descansar, el mayor le quitó el gorro y acarició sus orejas para que descansaran del encierro.

— Gracias por traerme, me gusta mucho aquí —sus manos seguían tocando el pasto y las raíces sobresalientes de la tierra.

— A mi también —limpió la mejilla de Namjoon en un fallido intento de quitarle la tierra.

El híbrido giró hacia el contrario para atrapar sus labios en un cálido beso, acarició el rostro de Yoongi, a quien no le importó que lo llenara de tierra. Sus lenguas se enredaron y se escuchó el claro jadeo del menor cuando eso sucedió. Namjoon se alejó con las mejillas sonrosadas y un bonito brillo en los ojos.

Se dio cuenta que todo aquel lugar olía como Yoongi. Siempre se preguntó cómo ambos mayores podían oler diferente si usaban los mismos productos. Parecían tener un olor natural muy diferente. 

Yoongi olía fresco, a tranquilidad y libertad. Por otro lado, Hoseok siempre olía como si acabara de salir de bañar, como agua y vapor, a hogar y calidez.

Estar con Yoongi se sentía como tener los pies en la tierra húmeda y la calma que le causaba. Estar con Hoseok era como bajar una montaña rusa y sentir la adrenalina de la aventura.

Our hybrid :: YoonSeokNam ♡·₊̣̇ [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora