𝐌𝐎𝐁 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍 𝐒𝐓𝐀𝐑 [𝚅𝚜𝚘𝚘]

¹²

No ha salido de su habitación desde el día anterior, no solo por el miedo que le causaba encontrarse con Taehyung, sino porque llevaba viendo la foto de su madre y por ende solo atinaba a llorar.

Ella tenía 12 años cuando vió como a su madre le arrebataban la vida, ver a su madre agonizar poco a poco, fue un evento traumático que no podía quitarse de la cabeza, fue gracias a sus amigas y ayuda psicológica que logró, al menos, superarlo un poco.

La puerta es tocada y hace que se limpie las lágrimas, mientras esconde la foto debajo de su almohada.

— Pase — Era Taehyung, ingresaba con una fuente de comida, al parecer ya era la hora del almuerzo — Puedes dejarlo ahí — señaló la mesita de noche, mientras volvía a a la cama.

— No lo traje para ti — la chica lo miró desconcertada — ¿Entonces? Creo que te has confundido de habitación.

Taehyung, lejos de irse, tomó asiento en el colchón — Sé que estás molesta — habló — fui un poco violento, pero ...

— ¿Un poco...? — Jisoo rió burlonamente — eres una bestia.

— ¡Oye! — Taehyung le mostró una sonrisa radiante y sincera — Discúlpame, por favor.

Jisoo se alzó en la cama, hasta quedar sentada y sonrió un poco — Después de todo me dijiste que no debía ingresar a esa habitación. 

— Lo sé, pero no debí tratarte así — dijo él acariciando su rostro — Así que espero me perdones — suspiró mirándola directamente.

Tímidamente escapó de él — Comamos — hizo un gesto con la mano.

Él asintió llevando la fuente hasta la mesa del balcón de la habitación — El día esta lindo — dijo invitándola a sentarse con él.

Para ella ese comportamiento era algo extraño, si bien, habían comido juntos y las conversaciones en dichas situaciones no faltaban, el hecho de que le llevase la comida hasta la habitación, le pida disculpas y quiera almorzar con ella, era algo sumamente raro.

— Quisiera que luego de almorzar, me acompañes a un lugar — sonrío.

— ¿Qué lugar?

— Solo, acompáñame, lo sabrás cuando lleguemos ¿si?

Ella asintió lentamente.

Muy extraño.

Al promediar las tres de la tarde, ambos salieron de la mansión y se dirigieron en auto, hasta dicho lugar.

Ella observó sorprendida y anonadada tal lugar, ante ellos se alzaba una pequeña cascada cayendo a un lago cristalino y las piedras del lugar adornaban el paisaje, sobre todo una gran Roca en forma de luna.

— ¡Es hermoso! — exclamó.

— Si, muy preciosa — respondió mirándola sin darse cuenta siquiera.