¹ | 𝓠𝓾𝓮𝓻𝓲𝓭𝓪 𝓶𝓾𝓮𝓻𝓽𝓮

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La prisión subterránea es el lugar más asqueroso y nauseabundo que puede existir dentro de Arbezela. Los años y el dolor de quienes atravesaron aquellas celdas está grabado en el aire bajo fétido aromas.

Muy diferente a las torres, en donde mínimamente hay higiene entre celdas, en la prisión crece hongos entre la heces de rata y de personas. El olor a orína es algo característico del lugar que jamás podrían quitar incluso si mejorarán la ventilación del lugar.

A pocos le importan el estado de la prisión subterránea, a fin de cuentas solo los mas ruines criminales y prisioneros de guerra eran confinados en ese lugar; independiente mente de su estatus social.
Las únicas personas que circulaban por dentro de la prisión eran los guardias mismos que debían vigilar a los reclusos.

Debido a eso, todos se quedaron sin palabras cuando la puerta de grueso hierro era abierta de par en par y permitía que unos pocos rayos de luz iluminen la penumbra del lugar.

La figura que se apreció en medio de la deslumbrante luz no era nada más y nada menos que el duque Phantom, el comandante de las tropas imperiales y jefe de la casa Phantom.

" . . . "

Arrugó el ceño en cuanto puso un pie dentro de la celda. Los aromos que se juntaban en el lugar de forma inhumana comenzaron a darle dolor de cabeza incluso cuando esta se cubrió la nariz con un pañuelo.

Era inevitable, ya que sus sentidos eran muchos más desarrollados que los de un humano normal.

" Sir "

Uno de los soldados de turno se acercó velozmente y saludo al noble con voz firme.

" ¿Que lo trae por aquí? "

Nell miro fijamente al soldado atreves de sus largas pestañas, una mirada vacía que demostraba su indiferencia ante la agonía que emanaban los recuerdos del lugar.

" El emperador dará un discurso, se necesita la presencia de Lelio. "

Alejo el pañuelo de su rostro, permitiéndose olfatear de forma directa los malos olores para ver si sería capaz de localizar al sujeto. Pero la pestilencia no le permitió encontrarlo.

Le diría al guardia que lo lleven hasta afuera de la prisión, ya que no quería someter a los soldados de su familia a una sensación tan desagradable como el aroma dentro de las celdas, pero por las dudas menciono con una voz baja y sutil.

" Es un distinguido invitado, pero es tímido así que llevenlo lejos de los ojos curiosos para que pueda arreglarse y que esté presentable para la ceremonia "

El guardia no era tonto, entendió la naturaleza de aquel pedido en un instante.

' Llevenselo a escondidas, que nadie vea su lamentable estado. '

Realizó una perfecta reverenciado mientras respondía de forma afirmativa.

Nell asintió ante el gesto y se marchó, dejando a la prisión en su característica oscuridad al cerrar las puertas.

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El amado concubino de Secramise [ Las joyas de la princesa ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora