El amado concubino de Secramise [ Las joyas de la princesa ]

¹⁶ | 𝑷𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅 🔞

Soy Lelio Hall Daeviz.
Hijo del emperador
Odix, el conquistador,
y su emperatriz; la
dama Monica.

Soy el primogénito,
el heredero y supuesta
razón de orgullo de mi
nacion. Surgí del vientre
de mi madre en la misma
epoca en que las flores
florecen en esta parte del
mundo.

Eleonor realmente
amaba las flores.

Soy el mayor, el
principe heredero, el
protector de todo aquello
que pueda sostener entre
mis manos.

Daría mi vida por mi
gente, por su bienestar
y por el conocimiento
de que ellos viven en paz.

Soy el proximo en ascender
al trono bajo la gloria de
Odalisque, nuestra diosa madre,
patrona de los monstruos,
protectora de la noche y creadora
de la bendición que corre por la
sangre de mi linaje.

Soy Lelio Hall Daeviz.

Soy el faro de mi nación.

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El aroma gentil del durazno fue opacado bajo el reguste empalagoso del incienso. La frialdad que se percibia entre las paredes por las tonalidades grises y azules que decoraban el lugar llegarom hasta Jaider, pero aun asi la calidez de la chimenea y velas lo rodearon.

' Una calidez que no consideraba correcta '

Reflexiono en silencio.

Luego de que Ami abriera las puerta y se reverenciara ante él se necesito unas cortas ordenes y señas para que finalmente se encuentre a solas con el rubio. Pero despues de haber logrado eso no sabia exactamente por donde empezar.

No había palabras para describir la situación.

El escenario en el cual se vio atrapado no era algo que surgio del anhelo mutuo como con Cryna o Benela, sino que era una tactica para asegurar ante los ojos de Astotelia la veracidad del concubinato con el principe depuesto.

Un deber.
Una obligación.

Su mente entro en conflicto a medida que avanzaba y captaba con detalle la forma en que los musculos de la espalda ajena se tensaban al percibir su presencia cada vez mas cerca.

Ahí se encontraba Lelio, el hijo del bastardo de Odix, el principe que muchas naciones alaban como noble entre nobles y razón principal de sus desvelos. Estaba simplemente ahi; en la misma habitación que él, a pocos pasos de su persona y luciendo extrañamente tranquilo sentado al borde de la cama.

Su pecho no tardo en oprimirse y los pulmones se palarizaron, posiblemente no fueron los unicos organos atascados ante la bomba de emociones que explotaron en cuanto estuvo cara a cara con el rubio, pero fue mas facil detectar el fallo en sus pulmones por la falta de aire.