⁶ | 𝓟𝓻𝓲𝓶𝓮𝓻 𝓭𝓲𝓪

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" ¡Estimados ciudadanos de Arbezela, escuchenme! "

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" ¡Estimados ciudadanos de Arbezela, escuchenme! "

Los gritos se detuvieron y dio paso a un silencio pleno para que el emperador siga hablando.

" ¿Recuerdan lo sucedió aquel fatídico día hace ocho años?

¿¡Cuando el ejército de Orian inicio aquel brutal ataque, robo nuestras tierras y mato a nuestros ciudadanos!? "

Frente a mi, hay una cantidad ridicula de personas. Pero debido a la altura y distancia soy incapaz de ver sus rostros con precisión. Aún así, sus gritos y abucheos en cuanto escucharon la palabra Orian salir de los labios del emperador me dieron una idea de cuál debe de ser la expresión de la mayoría.

La figura del emperador al hablar es más que dominantes. Es firme y segura. Delante de mí tengo un hombre que de un momento a otro paso de ser desagradable a volverse un líder nato. Demostrando así que el campo de batalla no es su único fuerte.

Bajo los gritos del pueblo, él levanta abruptamente su mano, en un gesto típico de los predicadores.

" ¡Sin embargo, nuestro gran creador Astotelia nos concedió su gloria y emos retomado las tierras que nos pertenecen de forma legítima! "

Su mirada se fijo en mi, y comprendí que ahora me integraría en medio del discurso.

" ¡La gracia de Astotelia iluminó el camino del príncipe heredero de Orian, y de esta forma nos permitió finalizar esta guerra sin derramar sangre de inocentes!

¡De hoy en más, Orian se vuelve uno con Arbezela! "

Sonreí de forma automática. Los aplausos impidieron que logré escuchar otros sonidos y agradecí no poder ver el rostro de la multitud, ya que soportar la mirada de pesar de mi gente no es algo que podría manejar estando en este nido de víboras.

¿Será que a la mínima expresión poco amistosa me claven una flecha?

Siento muchas cosas, pero a causa de la explosión de emociones de ayer logró canalizar todo y minimizarlo. Volviéndolo algo insignificante para que no arruine la encantadora sonrisa con la cual me veo obligado de andar para demostrar que todo está bien.

Los aplausos siguen.
Las trompetas suenan.

Me sorprendo al ver que incluso con tanto ruido, la voz del emperador resuena en cada parte de la multitud. Cómo el eco de un ser superior.

" ¡Bajo la gloria de Astotelia, el sol jamás dejará de brillar sobre Arbezela! "

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El amado concubino de Secramise [ Las joyas de la princesa ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora