Capitulo 2

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Aquel incidente parecía muy lejano ahora, habían pasado ya 10 años donde si devore una que otra alma. También hubo unas cuantas masacres por mi causa y decidí intentar ser maestra, pero fue mala idea los jóvenes cada vez tienen más odio en su corazón y son tan fáciles de manipular. Presencie 3 masacres y las almas iban la mayoría al infierno me pregunte como podía ser eso posible. Pero puede ser que no se nada sobre la humanidad al final a pesar de tantos años viviendo entre ellos.

Ahora caminaba con mi abrigo y hacia algo de brisa, vale aclarar que es cierto, soy un demonio, pero al tomar mi forma humana tenía algunas desventajas de ello, sentir el clima o cosas así, aunque para mí era algo agradable ya que son cosas que normalmente no podemos experimentar y es algo complicado de explicar para un demonio.

Seguía mi camino e iba a ir de compras cuando un autobús se detuvo a unos metros de mí al escuchar risas y note eran niños vi bajar a una pequeña niña. El aroma a vainilla se hizo presente; sonreí levemente me desaparecí ante la vista humana, me acerque a ella merodeándole había crecido tenía 9 o 10 años ahora se miraba saludable y note que en su mano tenía una cicatriz, la quemadura que no pude evitar que le pasara.

Noté que miró en mi dirección, pero era imposible pudiese verme me quedé sin moverme y a los segundos sus padres habían llegado a la parada. Les observe ella se veía feliz cosa que me alegraba no tenía sentido dejarle morir aquella noche asi que el que viva plenamente es algo que me causa satisfacción.

Hay algo en mí que no me permite que almas inocentes perezcan por culpa de los humanos, pero yo siempre salvaba animales, pero escuchar a esa bebé llorar esa noche no pude evitar hacerlo.

Volví a mi cuando escuché su voz hablándole a sus padres que quería comer helado, sin más decidí ir con ellos a varios metros de distancia, solo que hacer esto de vigilar realmente no era algo que yo acostumbrara a hacer y no tenía la menor idea del porqué, pero quería hacerlo.

Entramos a la heladería, ella pidió un helado de vainilla con trozos de chocolate. Yo solo me quedé lejos en otra mesa mientras nadie podía verme.

Todo iba muy normal, me quedé a observar el comportamiento a mi alrededor nuevamente y me perdí hasta que la campanilla de la puerta me despertó. Otra vez habían entrado dos hombres con pasamontañas esto no pintaba nada bien, pidieron a todos los rehenes ir al piso y sería tan fácil para mi matarlos, pero no podía aparecer de la nada así frente a más de 20 humanos. Deje salir mi esencia y volví hacer lo que tanto se hacer manipular humanos, me quede cerca del más joven que fue más fácil meter dudas en que su compañero podría traicionarle.

Así que comenzó una pequeña riña entre ambos mientras pedían el dinero a la chica del cajero; decidí manipular al otro también y ocupaba que esa situación acabara pero parece todo salió diferente a como pensé, en su forcejeo uno disparo del arma, pude anticipar las balas y evite que pegaran en el padre de la pequeña niña, pero una dio en el brazo de su madre.

Nuevamente al escucharle llorar me había puesto de pésimo humor, no me gustaba poseer a los humanos, pero lo hice, entré dentro del joven y sin más di un cabezazo en la cara del otro tipo mientras se recomponía, le quite la pistola de su mano para disparar fríamente cinco balas en su pecho y coloque la pistola en la sien jale el gatillo rápidamente, salí expulsada del cuerpo de este.

- ¡Papá ayuda a mamá! -decía sollozando-

-Estará bien -Él había hecho un torniquete en el brazo de la mujer para evitar el sangrado-

Me sentí aliviada al ver que no perdería a nadie, caminé a los cuerpos y tomé sus almas, ambas pesaban al tocarlas, siempre miraba un poco de sus pecados, las solté nuevamente viéndolas irse bajo tierra.

RieshielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora