Capitulo 16

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¿Y todo aquel caos era necesario? No, pero era lo que los ángeles habían obtenido por sus malas decisiones, no tenía nada que ver el destino ahora realmente habían enojado al demonio más peligroso de todos los tiempos y serian castigados por su propia mano sin piedad. Sin un dios que los salve más que ellos mismos o un milagro.

Rieshiel apareció en una zona diferente del cielo había ángeles pequeños , apenas venían creciendo, había varias ángeles adultas protegiéndolos.

Apareció tras ellas dejándolas inconscientes, miro a los pequeños.

-Sonrió- ¿Van a hacer obedientes o ellas morirán y lo hare frente a ustedes?¿Les parece ser obedientes? -todos asintieron rápidamente- bueno . ¿Pueden llevarme al santuario?

-Dos de ellos señalaron una dirección y comenzaron a volar con sus pequeñas alas guiando a la demonio-

Había unas grandes puertas, poso sus manos empujándolas con fuerza y estas comenzaron a abrirse con lentitud hasta dejar a la vista un gran salón con un libro en el medio flotando. Ella apareció frente a el tomándolo en sus manos.

-Esto es lo que guía a los ángeles -abrió el libro y coloco su mano al centro de las páginas lentamente el fuego rojo comenzó a quemarlo lentamente- no tendrán más guía a partir de ahora, sabrán lo que es estar en la oscuridad de un futuro incierto.

Los pequeños no tenía miedo en sí pero no sabían cómo reaccionar, Frey apareció tras ellos con su espada. Rieshiel negó con la cabeza decepcionada.

-Pequeños huyan de aquí...estarán bien, yo me encargo.

-¿Encargarte de que mí , Frey? No vas a salvar a nadie ni nada -dejo caer el libro en llamas al suelo-

Apareció tras ella y sus cuerpos estaban cerca la demonio era mucho más alta que la ángel. Los cuernos comenzaron a salir y sus garras.

-Voy a matarte demonio -se giró apuntando la espada en su dirección-

Se quedo mirando su apariencia a pesar de los cuernos que salían de su cabellera rojiza y esas garras su cuerpo bien torneado, su gran altura y su mirada violeta penetrante algo seductora le seguía impresionando. No sabía como un demonio podía ser tan hermoso, los ángeles eran muy parecidos todos ojos claros marrones y cabellos dorados o castaños nada tan exótico como la chica de pie frente a ella.

Sus manos temblaban empuñando la espada y antes que pudiera reaccionar a tiempo, ya estaba a centímetros y trato de retroceder pero tropezó con la grada tras de sí pensó caería pero ahí estaba en brazos de la demonio, no sabía como sentirse al respecto porque de alguna forma su cuerpo reconoció el toque de sus manos.

No le recordaba pero parecía que su memoria muscular si y era tan difícil de entender que no le molestaba nada esa cercanía del momento. Pero su mente le decía apártate y también Rieshiel parecía querer lastimarle en ese momento. Sintió su mano deslizarse hasta su muñeca y tomar su espada que soltó sin dudar.

-Porque pasa esto -susurro mirándola a los ojos- es como si mi cuerpo no quisiera seguir peleando...

La demonio estaba pensando mucho en Frey tanto que sus ganas de pelear habían decaído en ese momento y cuando miro a la ángel ser tan torpe le recordó tanto a ella que fue imposible reaccionar tomarla evitando cayera.

-Mi Frey... -la abrazo pegándola contra su cuerpo y lentamente comenzó a sollozar- vuelve conmigo por favor -decía en llanto-

-No pudo evitar esa situación y la rodeo con sus brazos, tenía un demonio que realmente solo extrañaba a su amada. Frágil con sus defensas bajas podría apuñalarla en ese momento directamente y usar el conjuro de maldición pero estaba dudando en hacerlo.

RieshielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora